Los usuarios de los diferentes tipos de créditos (tarjetas, auto, personales, vivienda, etcétera) son afectados por el cobro de altos intereses por parte de los bancos al no poder pagar en los plazos establecidos, situación que se puede prolongar en el año 2021, porque no han recuperado sus niveles de ingresos previos al año 2018. Han acumulado intereses y no cuentan ya con el ingreso suficiente para enfrentar sus pagos.
Una amiga me escribió diciendo: “El papá de mis hijos contrajo una deuda con un banco y se quedó sin trabajo. No se niega a pagar, pero el recurso es limitado. Hasta ahora con muchas dificultades paga el mínimo, pero sigue sin trabajo. Ya son casi dos años”. Es necesario que los bancos tengan en cuenta esta realidad, porque son miles de personas en esa situación.
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Para poner un ejemplo que nos permita comprender el proceso del incremento del endeudamiento: hay personas que ganaban C$ 20 mil córdobas mensuales y perdieron sus empleos o les bajaron sus sueldos, para no perder el empleo, con la promesa de regresar a tener los ingresos normales al superarse la crisis económica, pero eso no ha ocurrido. Entonces, esas deudas se incrementaron mes a mes. Los que debían C$ 50 mil córdobas ahora deben C$ 65 mil córdobas y aumentando.
Tendrían que destinar el 100 por ciento de sus ingresos al saldo de las tarjetas para evitar el incremento de la deuda, algo que no va a pasar, y habrá mayores porcentajes de cartera vencida. El banco requiere/demanda el pago, los clientes no tienen dinero, y es ahí en donde aparece/emerge la cartera vencida, los índices de morosidad suben y subirán más a lo largo del año 2021. Ese ha sido una de las maneras o de los procesos de empobrecimiento de amplios sectores de la población y de la raquítica clase media emergente.
A medida que permanecen sin resolver las cinco crisis, los bancos han incrementado sus medidas preventivas para riesgos crediticios, con el fin de aminorar/acortar los incrementos en los índices de morosidad. No se descarta que las instituciones bancarias incrementen más sus reservas y disminuyan sus tasas de ganancias.
La agravación de las desigualdades no cesa de aumentar con el desarrollo de las cinco crisis que continúan agravándose. Por lo tanto, existe la percepción de que la estabilidad de todo el edificio de la sociedad está en peligro, visión compartida desde muy diferentes sectores sociales.
Las cinco crisis se han revelado como un test sobre la capacidad de liderazgo del poder autoritario. El dictador se ha visto obligado a tomar decisiones sin saber cómo responder y ha fracasado este test. Por su incapacidad, las cinco crisis se han convertido en una tragedia para el pueblo nicaragüense. Debido a su fracaso, la magnitud del empobrecimiento de la población es asombrosa.