La vicedictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, se lanzó en su monólogo de este 15 de octubre contra los viejos cuadros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y ahora disidentes del orteguismo, a los que tildó de «traidores» y los mandó a verse a un espejo para recordar de dónde vienen en el ámbito político. Esta nueva «indirecta» va dirigida a los miembros del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), a quienes siempre ha criticado por darle la espalda a su régimen.
Se da por descontado que con sus ataques también pretende enviar un mensaje amenazante contra los viejos militantes sandinistas, que desde las propias filas del oficialismo y haciendo una defensa férrea de Daniel Ortega, critican con dureza el control que ejerce Murillo en el partido rojinegro. Uno de estos críticos es un ciudadano identificado en redes sociales como “El Chino Enoc“, quien ha descalificado a la primera dama y a su círculo de leales, a quienes ha señalado de corruptos. Estos viejos militantes se quejan por la exclusión del «pastel» que saborean otras fichas que controlan la juventud sandinista, brazo de poder de la portavoz del régimen.
La vocera gubernamental, que a diario repite en su intervención en los medios oficialistas que se debe apostar por «liberarnos de cualquier forma de odio», no escatimó en insultos para la oposición y sobre todo, contra los que en algún momento estuvieron en las filas del sandinismo luchando por derrocar a la dictadura de Somoza, pero que ahora no respaldan a Daniel Ortega por considerar que se convirtió en lo que en algún momento criticó: el nuevo dictador de Nicaragua.
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Murillo, al referirse a la dignidad de Nicaragua, señaló que un «pueblo digno que no conoce la traición, otros son los traidores, un poquitito, insignificantes de gente, esos puchos insignificantes, traidores, algunos que salieron de estos caminos, traidores, doblemente traidores, y otros que son históricamente traidores, desgraciadamente para ellos. Por eso decimos, es un pueblo grande para grandes victorias. Por eso decimos, aquí la traición no tiene cabida. Las mayorías queremos paz armoniosa».
Pero su discurso, que sus adversarios califican «de odio» no paró con eso. La también primera dama siguió con sus ataques y descargó su rencor desacreditando a los que adversan a su administración. «Esos irredentos, mezquinos, pequeñísimos grupos insignificantes, esos son otra cosa, que Dios permita que quieran abrir sus corazones y quieran verse en el espejo de la historia y quieran verse esa terrible loza de la traición, la peor loza sobre el alma, la memoria, el caminar, traición a la patria, vendepatrias, esos no conocen la gloria de las victorias. Ojalá puedan cambiar y ser mejores», expresó la vicedictadora como parte de su desahogo vespertino en sus medios.
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«Son tiempos complejos, complicados», insistió la segunda al mando quien nuevamente no dijo ni una sola palabra con referencia a su combo de leyes represivas ni mencionó la aprobación que su aplanadora de diputados realizó esta mañana en favor de la Ley de Regulación de Agentes Extranjeros con la que mantendrán con la soga al cuello a Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y opositores exigiendo rendición de cuentas y fiscalizando las donaciones que reciben del extranjero.
Hagan elecciones libres y observadas y se darán cuenta de los puchitos.