La vocera del régimen orteguista, Rosario Murillo, continuó con su discurso de supuesto respaldo a la iniciativa de ley promovida por la dictadura de Nicaragua con la que pretenden modificar la Constitución Política y el Código Penal para establecer cadena perpetua como la pena máxima en el país en lugar de los 30 años que actualmente contempla la ley.
La vicedictadora impulsa una campaña de máximo castigo por «crímenes de odio», amparándose en una ola de femicidios registrada en las últimas semanas en la nación, aunque la propuesta realmente está dirigida a atacar e intimidar a los opositores. «A propósito del derecho que tenemos a vivir tranquilos con respeto, ya un millón 200 mil personas casi, un millón 197 mil han firmado una carta abierta a la Corte Suprema de Justicia y a la Asamblea Nacional para que se pueda extender el castigo a las personas que cometan crímenes atroces, crímenes de odio, crímenes que representan una verdadera amenaza a la dignidad y a la vida. Así que son casi un millón 200 mil firmas las que respaldan esta iniciativa ante la Corte y la Asamblea», justificó Murillo.
La sancionada por los Estados Unidos siguió con sus amenazas a quienes la adversa y haciendo hincapié en su supuesta devoción por San Miguel Arcángel, en su día, pidió «que aleje las tinieblas de manera permanente, que desaparezcan de nuestra Nicaragua bendita como han venido desapareciendo las tenebrosas nubes que pretendieron oscurecer para siempre a nuestra Nicaragua» y recalcó su «no pudieron ni podrán», con lo cual busca descalificar y minimizar el levantamiento social que inició en abril de 2018.
Ataca a la ONU
La vicepresidenta también cuestionó a la Organización de Naciones Unidas (ONU). Señaló que el canciller orteguista, Denis Moncada, en su intervención en la sesión 75 de esa organización llevó el mensaje «del pueblo» para reprochar los constantes ataques que según ella esa entidad realiza en contra de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
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«Nos hemos manifestado contra las ilegales medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos en contra de los pueblos y decimos que deben cesar de inmediato para garantizar estabilidad, paz y desarrollo de las familias». Y denunciamos y condenamos la repetición de los ataques en una guerra ininterrumpida y cruel contra nuestros pueblos, en particular, Nicaragua, Venezuela, Cuba; en un modelo y un diseño que responde a intereses ajenos, alineados, esbozados en las políticas de injerencia e intervención de los imperios que violan los derechos humanos de nuestros pueblos».
Murillo, omitiendo todas las denuncias en contra de su administración señalada por crímenes de lesa humanidad, resaltó que «Nicaragua continuará promoviendo una cultura de paz, de convivencia pacífica entre los países hermanos que conformamos la ONU y para Centroamérica vamos a seguir siendo un factor de paz, seguridad y estabilidad» y tildó a la entidad de «desestabilizar a los países que no se someten a sus dictados imperiales».
A la dictadura de Daniel Ortega, organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la misma Organización de Naciones Unidas (ONU) la responsabilizan por los más de 300 asesinatos y alrededor de cuatro mil heridos que registraron en el contexto de las protestas en Nicaragua, que han llevado al régimen a desatar una represión brutal contra cualquiera que intente alzarse en su contra, lo que inclusive ha llevado a criminalizar el uso de la Bandera Nacional.