Después de más de 30 días de ausencia, a eso de las 5:30 de la tarde de este domingo, 19 de julio, apareció en público el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra, utilizando mascarilla, junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, en ocasión del 41 aniversario del triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
Pese a que Murillo en días anteriores había anunciado que dicha celebración se realizaría virtualmente, ante la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, la pareja presidencial sorprendió haciendo presencia en la antigua Catedral de Managua, donde colocaron sillas de manera cirular, una tarima y una decoración esotérica, propio de la primera dama.
El dictador se hizo acompañar de altos funcionarios aliados de su régimen como el presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras y el jefe del Ejército de Nicaragua, Julio César Avilés, ambos sancionados por el gobierno de los Estados Unidos, país que esta misma semana también sancionó a Juan Carlos y su testaferro José Mojica. Además, lo acompañó la denominada Juventud Sandinista.
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Daniel Ortega inició su discurso mencionando las cifras de muertes registradas por diferentes enfermedades. Fallecen 12 mil por otras cauas, pero en estos momentos ya andan acercándose a 100 los muertos por COVID-19. «Celebramos este aniversario con ciertas medidas para proteger la vida con una epidemia que ha sorprendido a los países desarrollados», dijo Ortega
Seguidamente el dictador hizo alarde sobre las inversiones realizadas al sistema de salud pública, mencionó una lista de hospitales construidos y otros que están en proceso. El mandatario nicaragüense aseguró que la peor epidemia que enfrenta el mundo es «el hambre y el capitalismo salvaje», arremetiendo contra Estados Unidos como es de costumbre.
«Gestión exitosa ante la pandemia»
Daniel Ortega, después de hablar sobre la construcción de clínicas y hospitales, como también la integración de nuevos equipos médicos de alta tecnología, expresó que todas estas inversiones han ayudado para enfrentar con éxito la pandemia del COVID-19, pese a que en el país se ha registrado un colapso en los centros hospitalarios.
«El esfuerzo que hace el sistema de salud es enorme, las clínicas privadas, ha habido una afluencia fuerte, pero ya teníamos tendido puestos de salud, esto nos ha permitido el éxito con la pandemia. Estamos cuidando el ingreso de los extranjeros, unos vienen po trabajo, otros incluso vienen por turismo. Al ingresar se les hace la prueba (de COVID-19) y al salir también se les hace la prueba» aseguró.
«Ojo con los embajadores yanquis»
Ortega continuó con su monólogo de críticas e insultos contra el gobierno de los Estados Unidos y remembró el asesinato contra Augusto C. Sandino a manos de la dictadura de Somoza, a pesar de que el «general de hombres libres» había firmado el acuerdo de paz.
«Ojo con los embajadores yanquis, ojo con los yanquis, porque de ahí salieron las órdenes que vino de Washington para asesinar a Sandino», dijo el mandatario.
«Hoy en el 41 aniversario damos fe de lo que dijimos y juramos en esta plaza hace 41 años al pie del Palacio Nacional donde estaba nuestro general Sandino. Lo dijimos con la seguridad que estábamos siendo portadores de la dignidad nacional. Ahora todos juntos vamos a seguir combatiendo la pandemia, haciendo deportes haciendo cultura, siempre con las medidas que nos manden las autoridades».
A eso de las siete de la noche el dictador concluyó con su discurso sin mencionar una sola palabra sobre las sanciones impuestas recientemente por Estados Unidos contra su hijo, el llamado sucesor de la familia en el poder. Ortega continúa minimizando la pandemia y sin brindar un plan estratégico para contener las cifras y muertes y así no se convierta en un estrago.
Bla, bla, bla… lo mismo de siempre, nunca ha dicho y nunca dirá nada elocuente, ni coherente, daniel ortega, cero a la izquierda
Ineptos! Y…su pueblo.
Y el montón de nicas ignorantes, se embelezaron con las palabras de este par de ladrones…
Como envidian a ese presidente inteligente en ningún momento los hospitales an colapsado ya quisieran pero gracias a Dios no ha sucedido ni sucederá aunque así lo quieran los demás países envidiosos