Por: Juan Sebastián Chamorro
En cinco días consecutivos he recibido noticias de que alguien conocido muere. Es la primera vez que esto me pasa y espero sea la última. Aunque tristemente tengo que reconocer que a como se ve el panorama, esto apenas comienza.
Un tío doctor, muy buena gente; un amigo de años, con quien pescaba; el colega de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), a quien había llegado a apreciar por su ponderación; el padre de una amiga; y un periodista admirable. Estas son solo algunas de las amistades con las que ya no cuento. Demasiadas vidas esfumadas en cuestión de días. Lo que advertíamos que vendría llegó y las mentiras del régimen cayeron por su propio peso.
Desde hace varios años Nicaragua está atravesando una grave crisis política, institucional, social y económica. Agravada ahora por la pandemia del COVID-19 y la inacción de un régimen que le miente a la población.
Dicen que la información salva vidas y es cierto. Pero igualmente, la desinformación y peor aún la mentira, pueden matar y lo estamos constatando. Quisieron engañar a la población hablando de un fabuloso sistema de atención médica y de hospitales de primera. Pero hoy están colapsados. Aseguraron que esta era una enfermedad que le daba solo a los ricos y que existía una mágica vacuna cubana, que curaría este y todos los males. Visitaron casas en falsas campañas de salud y muchos fueron contagiados. Dijeron que este era un resfrío común y que los golpistas estaban alarmando a la población.
Mienten en todo
No se podía esperar menos de ellos, ya que todo lo proveniente de la dictadura decadente que oprime Nicaragua está basado en mentiras. Engañaron al decir que serían solidarios, porque lo fueron solo de la boca para afuera. Y al proclamarse cristianos, mientras acusaban a los obispos de golpistas. Ocultan el número de contagiados y de muertos. Mienten en todo. Pero la mentira tiene piernas cortas y aunque a veces puede correr rápido, al final termina vencida por la verdad que se impone.
Con sus falacias llevaron a sus seguidores como a un rebaño a actividades, desfiles y ferias. El rebaño engañado, dócil y disciplinadamente cumplió las orientaciones del glorioso partido. Hasta un despistado y tonto diputado, se fue a meter a un hospital para demostrar lo bien preparado que estaba el sistema de salud. Ahora el tipo junto a otros tres de su bancada no aparecen. El rebaño caminó alegremente escuchando cantos y consignas, para luego ir cayendo uno a uno por el despeñadero.
Decir que en Nicaragua se quiso implementar el modelo sueco es darle demasiado crédito a la dictadura. El que siguieron no es el sueco, sino el típico modelo de las dictaduras marxistas, que para mantenerse en el poder y suprimir cualquier descontento ocultan la realidad a la población.
A pesar de este engaño, cada día la población adopta más medidas de autoprotección. Mientras el régimen le sigue dando la espalda y vulnerando sistemáticamente los derechos humanos; atacando la libertad de expresión y reunión; asesinando y encarcelando a opositores; y provocando que miles se exilien huyendo de la represión, el hambre o la desesperación.
Hay un vacío de poder
Es evidente y ya se percibe con claridad que este gobierno está aislado, sin iniciativa y de espaldas a la ciudadanía. Hay un vacío de poder. Se distingue una soledad propia de los tiranos ausentes, desconectados de la realidad y en su fase terminal. La insensibilidad del tirano ya afecta a sus propias bases, que están siendo testigos del cruel engaño del que fueron víctimas y por el que ahora muchos están pagando con sus vidas.
Para poner fin a esta situación y acabar con el régimen de Ortega-Murillo es necesario ser realistas y desechar quimeras que solo llevan a la frustración.
Primero: hay que forzar el cumplimento de los compromisos firmados que incluyen entre otras cosas, la liberación de los presos políticos y la restitución de las garantías democráticas.
Segundo: continuar exigiendo la renuncia del dictador y en paralelo, hay que apostar y presionar con claridad por una reforma electoral que permita elecciones libres, democráticas y verificables por organismos creíbles. Para que mediante el voto de la ciudadanía, podamos avanzar hacia un nuevo tiempo de democracia, paz, libertad, estabilidad, progreso económico y bienestar para todos.
Unámonos contra la mentira
Para lograrlo hay que trabajar sin descanso. Para que desde la máxima unidad en la oposición derrotemos a la dictadura. Y con el respaldo mayoritario de los nicaragüenses, abramos un nuevo tiempo para una Nicaragua mejor. Tiempo en el que la prioridad sea impartir justicia, crear empleos, modernizar el país, reconstruir los servicios públicos y garantizar que todos lo hombres y mujeres de Nicaragua puedan desarrollar un proyecto de vida digno.
El único camino posible para acabar con la dictadura de Ortega es la democracia. El escenario más deseable, además de la renuncia del dictador, en este momento son elecciones libres y verificables como desea la mayoría de nuestro pueblo y reclama la comunidad internacional. Se equivocan gravemente aquellos que apuestan por viejas rutas, que en el siglo XXI ya no tienen legitimidad.
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Hago un llamado para que nos unamos contra la mentira. Y a favor de trabajar en torno a un proyecto compartido entre todos los que queremos una Nicaragua democrática en paz y libertad y que anhelamos una revolución democrática. No desistamos. ¡Unidos lo vamos a lograr!
ya abuuurren, los que tienen que renunciar son ustedes, que ridiculos con lo mismo
Los resultados están a la vista, no se haga de la vista gorda Esmeralda!. Aunque pueden haber miles contageados, porque la incubación del covid 19 es de 14 días! Valor hnos nicaragüenses luchen por su libertad, pero en un solo frente no divididos en partidillos.
Jajaja te duele.
Sapa de mierda, ojalá te infectes y te mueras pero te des cuenta antes de morir que solo serviste de títere a ese par de degenerados violadores de derechos humanos y asesinos, seguro igual que ellos vives a costillas del sudor ajeno, parásitos de la sociedad es lo que son.
Parece que no sienten el dolor ajeno aunque sean de los mismos orteguistas, pobrecitos, no tienen corazón ni sienten compasión, son unos zombies, me dan pesar!
Ud. Esta perdida, su partido ya está descomponiendose juntó a la familia que lo preside.
Les guste o no, el final d la dictadura está más cerca que nunca. Ya no tienen ningún futuro más q la autodestrucción. Sus propios batracios están muriendo x estúpidos e imbéciles. Diputados, el alcalde asesino d Masaya, dirigentes y otros sapos están muriendo contagiados x creer en los cantos d sirena d la bruja asesinica, sancionada. El tiempo está en contra d esta dictadura y su final ahora está más cerca que nunca. Sólo aparentan estar fuertes, pero aunque aquí en Nicaragua niegan q las sanciones los afectan, en diferentes lugares han llorado para q se las quiten. Su propia arrogancia, soberbia y estupidez hicieron q terminaran tan mal q hasta enterraron su propio partido. Dios ya dictó Su sentencia, y nada puede evitar el fin d los asesinos
Extraordinaria crónica de una tristeza anunciada, pero el dolor ya se esperaba, y la simpatía no es buena amiga de la empatía. Estamos jodidos con los mandadores de la hacienda Nicaragua.
Esmeralda Benavides,no tenés ningún conocido muerto hasta hoy ?. Tu presidente asi como te convoca a marchas y agmeraciones anda con ustedes el y su familia ??
Ustedes ni con la verdad q ven a diario piensan un poquito por cuenta propia. Tanta estupidez pareciera algo insólito.
Esmeralda, vendiste tu conciencia, por tanto vendiste a tus hermanos nicaragüenses, posiblemente por un plato de comida. ¿Sabes cómo se llama eso? Traición.
Como vos hay muchos, que no les importa vivir en el matadero que se ha convertido Nicaragua, gracias a los asesinos de tu pueblo, Daniel Ortega y, la peor de todas, Rosario Murillo.
Cuando te des cuenta de lo que realmente pasa, es porque te alcanzó alguna de estas cosas: la ignorancia (que ya la tienes encima), el servilismo (que lo estás manifestando), la falta de un trabajo digno, la pobreza (material y espiritual), el hambre, la enfermedad (que ya les ronda), y finalmente, la muerte.
Sigue ese camino, sin la dignidad que un ser humano debe tener, y lo sufrirás todo en carne propia
No conosco a nadie que haya muerto de covid, pero si conosco a gente que ha muerto de infartos, derrames, cáncer, sida, vejez, ahogados, asesinados, y hasta un niño por el H1N1 (otro Coronavirus) pero no veo que el mundo haya hecho un escándalo y hubieran encerronas por eso.