En menos de un mes del último ataque registrado contra la casa del universitario y exreo político Byron Corea Estrada, un grupo de motorizados, a la media noche de este miércoles, cuatro de marzo, volvió a lanzar una lluvia de piedras a la vivienda donde habita la mamá y la abuelita del joven opositor.
Los sujetos, a quienes identifican como paramilitares, se mantuvieron por más de cinco minutos lanzando piedras. «A eso de las 11 de la noche ayer llegaron 15 motociclistas encapuchados y como de locura agarraron a pedradas la casa, y de forma vulgar e intimidante denigraron y vociferaron en contra de mi abuelita y mamá», denunció el estudiante de odontología.
A pesar que el universitario y su familia cuentan con medidas cautelares, otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el asedio y hostigamiento no ha cesado desde que fue excarcelado el 11 de junio de 2019, mediante la Ley de Amnistía.
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«Ya es demasiado todos los días, ya van 155 días viviendo bajo asedio. El llamado al régimen es a que cese la persecución, que entiendan que somos una familia que estamos en contra de este gobierno y no nos van hacer ceder ni cambiar nuestras decisiones en contra de un gobierno criminal, y que interrumpe la estabilidad y tranquilidad de este país.
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El excarcelado aclaró que en los últimos días no ha visitado la ciudad universitaria y no entiende a qué obedece esta nueva arremetida contra su familia, porque normalmente el asedio ocurre cuando él la visita. «No he llegado a León, pero seguramente que es parte de la amenaza y del amedrentamiento que orquesta -porque todo esto es planificado-, por turbas que siguen las coordenadas que Rosario Murillo dirige», refutó.
El asedio permanente que mantiene la Policía y grupos paramilitares contra el universitario lo obligó a trasladarse a vivir a Managua para evitar que su familia continuara recibiendo ataques, sin embargo el esfuerzo no ha valido de nada.
Último ataque
El último ataque directo contra la familia de Byron Corea Estrada ocurrió el 18 de febrero, donde al menos 15 delincuentes, a punto de piedras, destruyeron el portón principal de la vivienda e hicieron pintas con la palabra «plomo».
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En esa ocasión, Yesenia Estrada, madre del universitario, confrontó a los civiles que además de irrumpir la propiedad privada, agredieron de forma verbal «nos decían que éramos golpistas y terroristas que no iban a permitir más la desestabilización del país, por eso mi mamá salió porque ya está cansada».
La capucha de los sicarios del régimen no garantiza la impunidad. Se hará justicia cuando el régimen caiga y ahí serán ay, ay, ay…