A sus 51 años María Esperanza Sánchez enfrenta cargos por tráfico de drogas, según la acusación de la Fiscalía, sin embargo, su familia asegura que fue apresada por su activismo en marchas y en el Movimiento Cívico 19 de Abril, en Matagalpa.
Sherly Sánchez García, hija de María Esperanza Sánchez, dijo en una entrevista a Artículo 66, que desde el 2018, a raíz de la crisis social y política en Nicaragua, la familia es asediada, situación que agudizó con la captura de su madre. “Pasan los policías, se ponen enfrente los paramilitares y personas que se mantienen en actividades del partido FSLN”.
Sánchez tenía varios días de estar resguardada en casas de seguridad en Managua y fue detenida en carretera a Masaya, el 26 de enero del 2020.
Juan Ramón López, hermano de la prisionera política, asegura que “al acusar con un delito común a una persona, están demostrando una debilidad política”. Para López, estas acciones del Frente Sandinista son parte del temor que le tienen a la ciudadanía.
La defensa de María Esperanza está a cargo del doctor Julio Montenegro, quien junto a familiares, siguen en el proceso de recopilación de evidencias para probar que es una presa política y no una expendedora ni traficante de drogas, como la acusa el Ministerio Público.
Según Montenegro, la fecha del juicio no ha sido notificada, a pesar que a Sánchez ya le realizaron la audiencia preliminar y la inicial. El caso es llevado en el Juzgado Noveno de Distrito Penal de Audiencias de Managua, a cargo de la jueza Karen Vanesa Chavarría.
Maltrato físico en el penal de mujeres
En las primeras semanas de cárcel, Sánchez fue torturada en diferentes partes de su cuerpo, denunció su abogado Julio Montenegro, de la organización Defensores del Pueblo.
Hoy se realizó la audiencia inicial de la presa política María Esperanza Sánchez. pic.twitter.com/jhs5l2l2MM
— Defensores del Pueblo – Nicaragua (@DefensoresNica) February 6, 2020
Sobre las tortuas, la psicóloga del Colectivo de Mujeres de Magalpa, Leonila Argüello explica las secuelas emocionales que causa el encarcelamiento, en medio de un estallido social. “Menoscaba su integridad, el honor de la persona, la dignidad, rebajándola a un ser que no tiene derecho, que no existe, que no cuenta, que se le silencia la voz”.
La condición de salud de la rea política preocupa a sus hijos, ya que padece de cardiopatía, asma, es hipertensa y necesita tomar su medicamento en tiempo y forma para mantenerse estable.
María Esperanza trae el antisandinismo en la sangre. Su hija Sherly Sánchez comentó que su madre es hija de un reconocido opositor desde tiempos de la dictadura de Somoza, cuando el matagalpino dirigía los sindicatos de campesinos en ese departamento del norte.
Con su arduo trabajo cívico la prisionera política se ha ganado el cariño de los matagalpinos. Una amiga, quien pidió ser identificada únicamente como Valeria define a María Esperanza como “una persona humilde, sencilla y que nunca ha recibido apoyo económico para que fuese parte de esta lucha”
La rea política tiene tres hijos y dos nietas, quienes todos los días exigen su libertad, y han advertido que no descansarán hasta verla salir de la cárcel.
——
Colaboración informativa de Mayela Rosales, en Matagalpa