En tiempos de dictadura, el comandante Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo se han valido de todo para atraer a las masas, entre ellas, grandes personalidades como los deportistas más destacados del país.
Se espera que el sentido crítico de estos sea coherente al respaldo que han recibido del pueblo. Sin embargo, varias de esas figuras prefieren respaldar a Daniel Ortega, ya sea por intereses personales, o la misma devoción ciega al partido de gobierno.
Uno de los personajes que rinden lealtad al dictador es el boxeador Carlos “Chocorrancito” Buitrago. Recientemente circuló un video en el que Buitrago, alienta a los “tweeteros” sandinistas que “están activado día y noche”, según él, para “luchar por la revolución y la paz” en el país, además motiva a los fanáticos del partido a desmentir a los “golpistas” y que abran cuentas en las redes sociales, para darle un “nocaut” al golpismo.
Buitrago ha ganado varios títulos en el ring, pero ninguno de trascendencia mundial. A pesar que gran parte del periodismo deportivo nicaragüense lo ha vendido como un boxeador de gran calibre, lo cierto es que sus carencias en el cuadrilátero son notorias, sobre todo cuando se trató de disputar en cinco ocasiones títulos mundiales, pero que falló en todas. Ahora el famoso Chocorroncito, más que un boxeador, se ha convertido en uno de los títeres que la dictadura de Ortega utiliza para atraer a las masas populares y convencerlos de una inexistente normalidad en el país.
Este 19 de enero, Buitrago regresa al ring y peleará contra el filipino Génesis Libranza, uno de los prospectos apoyados por Manny Pacquiao y gran favorito para ganar el combate. Seguramente veremos al nica alzando la bandera roja y negra, por encima de la bandera nacional en el MGM de las Vegas, como suelen hacer los atletas adeptos del dictador.
En el cuadro de honor del dictador se une el excampeón de boxeo, Román “Chocolatito” González, quien fue cuatro veces campeón mundial de boxeo en diferentes divisiones. Román fue sin duda alguna, un personaje admirado por el pueblo, pero todo cambio desde abril de 2018, luego que, en medio de la masacre desatada por la dictadura, diera su eterno apoyo a Daniel Ortega.
González le debe grandes favores a su “comandante”. El más conocido es el famoso caso del “talco” encontrado en un camión del hermano del campeón. Repentinamente la Policía Nacional, descartó que no era cocaína lo que había en el vehículo, sino talco. La deuda con el partido de gobierno cada vez se hizo grande para Román, y desde el momento que estrecho la mano del dictador, le fue imposible retroceder.
El Chocolatito ha sido un instrumento para la propaganda del régimen para atraer y recuperar la credibilidad del pueblo, pero todo ha sido en vano ya que los videos, fotos, testimonios de los asesinatos y atropellos del gobierno actual es más que evidente y no existe posibilidad alguna de querer desmentir y ocultar tales atrocidades.
Bajo la máscara de la religiosidad y cristianismo, Román también ha querido justificar sus acciones ante un pueblo castigado por la tiranía. A inicios de su estrellato en el ring, Román fue denunciado por su primera compañera de vida por no pasarle la pensión económica a su pequeña hija.
Otros de los escándalos del Chocolate, fue cuando su segunda esposa, Raquel Doña lo denunció en el Distrito tres de la Policía Nacional y ante la CPDH por abuso físico y verbal. El púgil nicaragüense se divorció de Raquel y el caso quedó en la impunidad. Los comportamientos de González han sido cuestionables fue del cuadrilátero, pero la palestra mediática deportiva evita debatirlos, porque sin duda alguna cuenta también con esa protección, pese a que el campeón limita sus entrevistas solo a los periodistas del gobierno.
El rechazo mayoritario hacia González por su apoyo a la dictadura es notorio, así como la fidelidad de este boxeador al orteguismo también. La última vez que se le preguntó sobre el tema, dijo que no mesclaría el deporte con la política, cuando él mismo no deja de fusionarlo, subiendo al cuadrilátero con la bandera de frente sandinista en cada uno de sus peleas internacionales y además asiste a las manifestaciones y actos pro gobierno, sentado al lado del dictador.
El gobierno trata de vender en González a un campeón del pueblo, pero lo cierto es que esté personaje dejo de serlo hace tiempo, desde abril de 2018, cuando prefirió estrellar la mano del tirano y callar ante las atrocidades cometidas por su comandante. El único campeón del pueblo que recuerda Nicaragua es la leyenda Alexis Argüello, quien también fue usado por el partido de gobierno, que llegó ser Alcalde de Managua y que también murió en extrañas situaciones y con un cuestionable dictamen forense.
A esta lista se unen otros personajes como Cristofer Rosales, otro adepto al orteguismo que perdió recientemente su título mundial en las 112 libras de la CMB, ante el británico Charlie Edwards.
No cabe duda, que es la actitud, la que diferencia de un campeón de un perdedor. Para los mencionados en esta columna, la actitud de ellos deja mucho a los señalamientos, a su falta de pudor y humanismo. De nada sirven
sus títulos mundiales si fuera del ring no son un ejemplo de coherencia con la realidad. Se han transformados en los cómplices propagandísticos del dictador que tanto veneran.