Predicar con el ejemplo. Tras finalizar este domingo 18 de abril la eucaristía dominical en Catedral Metropolitana de Managua, Monseñor Silvio José Báez ofreció un almuerzo a más de 130 personas en situación de riesgo en el asilo de ancianos Sagrado Corazón de Carretera Norte, Managua.
La actividad, coordinada con apoyo de la Comunidad Sant´Egidio Nicaragua, fue organizada en el marco de la II Jornada Mundial de Oración por los Pobres decretada por el Papa Francisco desde Roma; dónde se pone énfasis en la opción preferencial por los más desfavorecidos que tiene la Iglesia Católica en su labor pastoral.
El también miembro de la Conferencia Episcopal destacó que si bien, un almuerzo no solucionaría la pobreza en el país (Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina, sólo superado por Haití); lo importante es poder estar junto a los pobres, escucharlos y darles la dignidad que muchas veces la sociedad no les quiere dar.
Así mismo, Báez fustigó con dureza las desigualdades sociales existentes en el país; dónde sólo un pequeño grupo de poderosos con poder político y económico ostentan la mayor parte de la riqueza material del Nicaragua; mientras la mayoría de la población carece de los recursos más elementales para su desarrollo humano integral.
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“Lo importante no es un gesto de caridad. Aquí lo que hemos venido a hacer es un gesto de amistad. (…) ¿Qué es esto para el drama de pobreza que vive Nicaragua? ¡Parece un grano de mostaza! Pero el amor de Dios hace que se vuelva transformador”, indicó el obispo auxiliar de Managua.
Consagrado a la opción por los pobres
Monseñor Silvio José Báez compartió que el eje central de su ministerio pastoral que viene desarrollando como obispo auxiliar de Managua desde el año 2009 es el amor y compromiso militante por la opción preferencial por los pobres de la sociedad.
“En la Iglesia de Jesús, queremos poner al pobre en el centro del corazón. El ministerio de la Iglesia, como ha querido el Papa Francisco; debe ser un ministerio no sólo al servicio de los pobres sino siendo una Iglesia pobre con ellos. Como decía el Papa, y yo estoy convencido, ellos son la riqueza más grande de la Iglesia”, dijo el jerarca católico.
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Báez destacó que la labor de la Iglesia debe ser promover y tutelar los derechos de la población pobre, y aseguró que el Papa Francisco desea que la Iglesia ponga más atención a lo que tienen que decir los descartados de la sociedad.
“Indudablemente, la pobreza hay que enfrentarla también estructuralmente; a través de cambios profundos en la estructura de la sociedad. Pero este proceso debe comenzar de alguna manera, y ojalá que la mayor parte de la población se sienta tocada en su conciencia delante del rostro del pobre, que es el rostro de Jesús”, finalizó Monseñor Báez.