Como una “casa en llamas”. Así definió Gregorio Rosa Chávez, cardenal y obispo auxiliar de San Salvador, la grave crisis socio-política que vive Nicaragua desde el 18 de abril, y que en la última semana de octubre se ha tornado en una virulenta campaña de desprestigio contra la Iglesia y sus obispos, por parte del régimen orteguista.
Rosa Chávez es obispo auxiliar de la capital salvadoreña desde 1983. El nuevo santo salvadoreño lo definió en sus diarios como “un amigo muy querido”. De profesión periodista y posiciones progresistas, había sido relegado durante muchos años como co-adyudante del arzobispo de San Salvador hasta que en el año 2017, el Papa Francisco, rompiendo el protocolo bimilenario de la institución religiosa, lo nombró cardenal sin ser titular de una diócesis.
“(Romero) Tu casa es toda América Central. Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador”, dijo el obispo auxiliar de San Salvador, antes de referirse específicamente al caso de Nicaragua, durante la misa campal de acción de gracias por la canonización de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, celebrada en el atrio de la Catedral de San Salvador.
Y es que, pese a la manipulación gubernamental generada por el régimen orteguista en Nicaragua contra la Iglesia Católica, en el exterior, se admira la fortaleza de los obispos nicaragüenses por su papel de mediación en el Diálogo Nacional y durante toda la crisis que vive el país.
“Una casa con tristezas, una casa en llamas en Nicaragua. Hoy hemos rezado por Nicaragua y por sus pastores”, dijo el líder religioso salvadoreño, arrancando aplausos entre los presentes en la celebración litúrgica.
La alusión explícita a la crisis nicaragüense en El Salvador no fue casualidad. En dicha eucaristía, estaban presentes el cardenal-arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes y Rolando Álvarez (Matagalpa), David Zywiec Sidor (Siuna) y Pablo Smith Simón (Bluefields).
También en el acto estaba el presidente salvadoreño Salvador Sánchez Cerén, del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, centro-izquierda); quién ha mantenido una posición diplomática ambigua y tibia con respecto a las violaciones a derechos humanos que vive su país vecino; que –según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)-, ya se ha saldado con 525 víctimas mortales.
Durante toda la misa, hubo pancartas en manos de fieles católicos salvadoreños de apoyo a los obispos de Nicaragua, en especial, a Monseñor Silvio José Báez, que vivió durante la tercera semana de octubre una campaña agresiva de desprestigio por parte del régimen
Báez denunció la campaña negra orquestada en su contra, a través de sus redes sociales, y aseguró que muy pronto, expondría ante la opinión pública la manipulación realizada por la dictadura Ortega Murillo.
Por su parte, el arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar Alas, también agradeció la presencia de los obispos de Nicaragua en la celebración por Monseñor Romero, siendo ovacionados por un fuerte aplauso de los asistentes.