Nicaragua vivió este fin de semana el júbilo por la canonización de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo mártir salvadoreño asesinado el 24 de marzo de 1980 y canonizado este 14 de octubre por el Papa Francisco en Roma, bajo la estela de una profunda crisis socio-política auspiciada por la represión del régimen orteguista contra el pueblo que reclama apertura democrática.
Horas antes de la celebración eucarística dominical que presidiría Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, en la parroquia Divina Misericordia –el templo atacado por la Policía del régimen y paramilitares el pasado 13 de julio, tras acoger a manifestantes universitarios que se habían tomado la Universidad Nacional-, los aparatos de seguridad gubernamentales atacaron un plantón de opositores con exceso de fuerza y brutalidad.
“Presido esta eucaristía con un sentimiento ´agridulce´ hoy. Con la alegría de estos siete nuevos santos para la Iglesia, entre quiénes están Pablo VI, que terminó el Concilio Vaticano II y en la ´Evangelii Nuntiandi´ recordó que la salvación de Cristo pasa por las liberaciones de todas las opresiones humanas; y de San Óscar Arnulfo Romero, pastor y profeta que fue asesinado por estar al lado de los pobres, por defender sus derechos, por alzar su voz”, expresó el obispo Báez al iniciar su homilía.
Báez recordó que el día anterior sostuvo un encuentro con las madres de jóvenes que han sido asesinados por la brutal represión gubernamental –que según organismos de derechos humanos, ya saldan 513 víctimas mortales-. Y enfatizó que los fallecidos no son sólo números, sino que son personas con rostros e historias que han dado su vida por una Nicaragua mejor.
“Fue tocar la sangre de Jesús doliente”, manifestó el obispo, quién además remarcó que la crisis social y política que vive en Nicaragua es, en el fondo, por el apego desmedido a las riquezas y al poder político.
“El drama humano tan doloroso y la incertidumbre social y política que vivimos en Nicaragua, no lo duden, en el fondo, está causado por el apego y la ambición a las riquezas. Si aquí hay gente que se aferra al poder de modo enfermizo, dictatorial, y violento, es porque quieren conservar sus riquezas”, señaló el líder religioso, en obvia alusión a la pareja presidencial que gobierna el país.
El jerarca remarcó que Daniel Ortega y Rosario Murillo han obtenido las riquezas materiales que ahora desean preservar capturando para sí todo el Estado nicaragüense, por medio del ejercicio del Poder Ejecutivo, que detentan desde enero de 2007.
“Y es por eso que al dinero, le rinden culto. Y le ofrecen, hasta sacrificios humanos”, dijo el religioso, en referencia a las diferentes masacres que ha realizado el gobierno de Nicaragua contra quiénes se manifiestan exigiendo la salida del poder de la pareja gobernante.
Báez también fustigó con dureza el papel de la oligarquía económica nicaragüense, encabezada por los conglomerados empresariales del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) y Cámara de Comercio Americana-Nicaragüense (AMCHAM), quiénes han decidido optar por salvaguardar el patrimonio de las grandes empresas, antes de “defender al ser humano”.
“También el poder económico, puede también caer en esta idolatría; cuando prefieren defender su capital y no exponerse a sufrir riesgos de pérdidas económicas, antes de ser solidarios y defender la dignidad de las personas. Quien pone el dinero antes del ser humano, le está dando la espalda a Jesús”, censuró Monseñor Báez. Cabe señalar que diversos sectores han exigido reiteradas veces un paro laboral indefinido para obligar al régimen de Ortega a volver a la mesa de negociación del Diálogo Nacional -suspendido desde julio, debido a la negativa gubernamental de tocar temas institucionales para la democratización-.
Báez también lamentó la compra de conciencias que ha efectuado el gobierno de Ortega y Murillo y calificó de “diabólica” la práctica gubernamental de pagar a civiles armados (conocidos en Nicaragua como paramilitares) con el fin de asesinar a otros nicaragüenses por el hecho de disentir con el actual régimen de Managua.
“Lo más diabólico, aquí en Nicaragua, incluso se ha llegado a pagar para que algunos asesinen a otros seres humanos. Si hermanos, ustedes lo saben. Muchos han asesinado por unos pocos billetes. Esto es diabólico. En Nicaragua hemos llegado a pagar para matar. A la raíz de nuestros males, hay una ambición desmedida, y un culto irracional al dios dinero”, puntualizó el también miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
Báez se mostró entristecido porque la raíz del problema nicaragüense es el culto a las riquezas y al dinero y expresó que si bien, ése último bien utilizado puede servir para ser distribuido entre los más pobres, la finalidad última del pueblo es la solidaridad ante la injusticia.
“No le demos la espalda al hermano, al amor, a la solidaridad, a la justicia y a la verdad”, finalizó el obispo auxiliar de Managua, pidiéndole a San Romero de América y San Pablo VI, que los nicaragüenses puedan construir una nueva sociedad basada en la verdad, justicia y libertad.
Cardenal lamenta manipulación orteguista
Por su parte, el arzobispo-cardenal Leopoldo José Brenes, previo a la misa por Monseñor Romero organizada por la Conferencia de Religiosos de Nicaragua (CONFER) este sábado 13 de octubre en Catedral Metropolitana de Managua, lamentó la politización de la figura de Monseñor Óscar Arnulfo Romero.
El régimen orteguista, a través de Rosario Murillo, había expresado que harían marchas políticas utilizando de modo abusivo el nombre del nuevo arzobispo mártir salvadoreño. Ese mismo sábado, la Policía emitió un comunicado que decía que no se permitirían en el país más protestas contra la pareja presidencial.
“Yo pienso que desgraciadamente, en muchos años se manipuló, aún en El Salvador, se pensaba eso (manipulación) que fue una de las cosas que bloqueó el proceso; sin embargo yo creo que tenemos que ver tanto el Papa Juan Pablo II como el Papa Francisco, que Monseñor Romero es un pastor con olor a oveja, un pastor que estaba sintiendo esas situaciones que estaba viviendo su pueblo y quiso anunciarlo desde el Evangelio”, dijo el cardenal arzobispo al salir de la eucaristía, respondiendo una pregunta de Religión Digital.
Brenes manifestó que el grito de “¡Cese la represión!” dicho por el nuevo santo desde el púlpito el 23 de marzo de 1980 resuena con fuerza hasta nuestros días.
“La no violencia, en la Iglesia lo hemos venido promoviendo porque hay muchos países en conflicto donde bajo ese espíritu de Jesucristo”, dijo Brenes.
El cardenal, durante el oficio religioso, recordó que Monseñor Óscar Arnulfo Romero fue un hombre sencillo que se entregó por amor a Dios, a la Iglesia y a los más pobres de su país. Así mismo, recordó que acompañó a su antecesor en el cargo, el cardenal Miguel Obando, cuando se llevaron a cabo las exequias del arzobispo mártir de El Salvador.
Por su parte, el hermano lasallista Manuel Estrada, quién fue uno de los expositores de las ponencias sobre la vida y obra de Romero que precedieron la eucaristía celebrada por el cardenal Brenes, manifestó que el nuevo santo siempre estuvo cercano a los más pobres debido a su fidelidad al evangelio de Jesucristo.
“Era un hombre pobrísimo, que no tenía nada para él, desprendido de todo y además un santo de verdad, pero con esa santidad comprometida, no una santidad para estar encerrado en la sacristía o en las misas, sino apegado al pueblo, estando con ellos”, expresó el religioso a una televisora local.