Miles de nicaragüenses cerraron sus negocios, no asistieron a sus trabajos y no salieron de sus hogares en apoyo al paro nacional de 24 horas, convocado por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, en demanda de la libertad de los presos políticos, cese de la represión, justicia para los más de 481 asesinados y la reanudación del Diálogo Nacional.
Los empresarios aglutinados en el Consejo Superior de la Empresa Privada, socios de la Cámara de Comercio Americana (Amcham), bancos privados, colegios privados, centros comerciales, mercados populares, estaciones de servicio de combustible, cadenas de supermercados y trasnacionales se sumaron al paro nacional.
En Managua aunque en las calles se miraba circulación vehicular, pues las cooperativas de transporte urbano colectivo por sus alianzas con el régimen de Ortega no pararon sus funciones, los trabajadores que viajaban eran, en su mayoría, parte de los 130 mil empleados públicos que no se pueden unir al paro por temor a ser despedidos.
En el departamento de Masaya, uno de los más vapuleados por la represión gubernamental desatadas desde hace cuatro meses, las familias cerraros las puertas de sus hogares en apoyo al paro nacional, sin embargo, en el mercado central de Masaya se pudo apreciar que muchos tramos de venta de zapatos, ropa y frutas abrieron, aunque los compradores fueron escasos.
En Somoto, Madriz, los ciudadanos además de sumarse al paro nacional decidieron lanzar globos azul y blanco en las calles, en forma de protesta social en contra de toda la represión gubernamental.
En Camoapa, Boaco, los comercios acostumbrados a abrir puntualmente a las 8 de la mañana estaban, casi en su totalidad, cerrados. La ciudad de dos pisos le demostró a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo su repudio con el cierre de la mayoría de sus establecimientos y hogares.
En Chinandega las avenidas principales lucían desoladas, las formas de transporte del lugar, las famosas caponeras, también pararon. Los tramos de los mercados, en su mayoría, estaban cerrado. Un pueblo altamente transitado pareciía ser un pueblo inhabitado.
En Bluefields, del Caribe Sur de Nicaragua, los negocios también decidieron sacrificar sus ganancias, de un día de trabajo, a todos esos que ahora sufren la represión desde la criminalización de las protestas, dirigida por el régimen orteguista.
En Carazo los municipios de Diriamba y Jinotepe, unos de los que más se alzaron en contra de la represión de Ortega y Rosario Murillo, también se notó el apoyo al paro nacional. Muchos comerciantes de Diriamba por temor a los grupos paramilitares, que aú mantienen citiadas estas ciudades, decidieron abrir sus tramos por medio día para evitar represalias.
En el departamento de León, uno de los sitios más turísticos de Nicaragua, también se sumó al paro exigiendo la libertad de sus presos políticos, pues hace dos semanas seis jóvenes del Movimiento 19 de Abril de León fueron apresados y ahora son acusados de “terroristas”.
Mientras en toda Nicaragua se replica el paro nacional, en las fronteras del territorio nicaragüense que dan con Honduras y Costa Rica estaban abarrotadas de nicas que huyen de la crisis sociopolítica que vive el país, a causa de la represión gubernamental.