[vc_row][vc_column][vc_column_text]El representante del papa en Nicaragua, Waldemar Stanislaw Sommertag, emitió un mensaje urgente donde expone su gran preocupación por la grave crisis que se vive en Nicaragua desde el 18 de abril, día en que iniciaron las protestas en el país y la brutal represión del régimen de Daniel Ortega, que ha cobrado casi 300 vidas.
En el mensaje, el enviado del papa, enfatiza en que «en este trágico momento deseo también expresar en nombre del santo padre y de la Santa Sede mi profunda preocupación por la grave situación que se está viviendo en el país».
Monseñor Waldemar hace un llamado a la conciencia para lograr una «tregua» y reactivar la mesa de diálogo nacional para buscar una solución pacífica.
Este mensaje por parte del alto jerarca católico llega mientras las turbas de Daniel Ortega y Rosario Murillo atacan la ciudad de Masaya y con especial saña al barrio indígena de Monimbó que continúa siendo el bastión más fuerte en contra de la dictadura Ortega-Murillo.
Los ataques directos a miembros de la Conferencia Episcopal iniciaron el 9 de julio en la ciudad de Diriamba, cuando un grupo de paramilitares y turbas orteguistas agredieron a varios sacerdotes y obispos que se encontraban en esa ciudad para socorrer a un grupo de heridos que se encontraban en el interior de la Basílica Menor San Sebastián. Resultaron heridos Monseñor Silvio Báez, y Monseñor Miguel Mántica. En aquella ocasión también sufrieron agresiones verbales y empujones el Cardenal Leopoldo Brenes y Monseñor Waldemar.
Iglesias saqueadas y destruidas, agresiones a sacerdotes y muy recientemente el ataque contra la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, son algunas de las agresiones directas por parte de los grupos paramilitares del régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia Católica.
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