[vc_row][vc_column][vc_column_text]La tarde del miércoles, 23 de mayo de 2018, doce estudiantes de medicina de la ciudad de León se dispusieron a cumplir con su vocación de salvar vidas y curar heridos.
De paso, apoyaban a los manifestantes que exigen justicia, democracia y la salida del poder de Daniel Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Los estudiantes se ubicaron en un puesto médico improvisado, en las inmediaciones del centro Fundeci, en la ciudad universitaria. A las cinco de la tarde, mientras atendía a sus pacientes, como juraron, llegó el horror.
Aquí te compartimos íntegro el testimonio de la médica Alejandra Álvarez Gil, quien fue secuestrada por las fuerzas paramilitares del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Buenas noches a todos.
Primero quiero agradecer con el corazón en la mano a todos los que ayudaron a difundir la noticia de mi secuestro y el de 14 muchachos más.
Para evitar cualquier desinformación y manipulación de los hechos, les voy a relatar todo lo que viví en ese momento.
Éramos 12 estudiantes, la mayoría de la carrera de medicina de distintos años y 3 periodistas del canal 9 de León.
Nos encontrábamos en uno de los puestos médicos que se improvisaron en el momento de los ataques en Fundeci a eso de las 5 de la tarde atendiendo a un muchacho que tenía una herida de bala en la pierna izquierda. Aproximadamente unos 5 minutos después de estabilizar al herido, yo me encontraba en la parte de afuera del puesto hablando de la situación con unos muchachos que estaban ahí. En ese momento pasaron dos camionetas con personas armadas en las tinas, se detuvieron frente a nosotros y empezaron a bajarse del vehículo.
Nuestro primer impulso fue correr a resguardarnos dentro de la casa, que en ese momento hacia la función de puesto médico. Jamás nos imaginamos que empezarían a atacar y a disparar directamente a la casa con el evidente propósito de herir o incluso matar a los que estábamos en ese momento adentro. Después de unos 20 minutos continuos de morterazos, bombas y balazos, lograron abrir las puertas y nos gritaban desde afuera que salieramos con las manos en la cabeza. Les dijimos muchas veces mientras salíamos que éramos estudiantes de medicina y que sólo nos encontrábamos ahí atendiendo heridos.. No les importó.
Subieron a una parte de los que estábamos ahí en una camioneta y al resto en la otra. Nos gritaban diciendo que esto era lo que ganábamos por andar metidos en las protestas anti gobierno, que éramos unos delincuentes y que no agradecíamos las cosas que hacía por nosotros nuestro “buen gobierno”. Les repetí innumerables veces que solamente éramos estudiantes de medicina y que estábamos ahí con el único propósito de ayudar a los heridos.
Nos trasladaron a la casa departamental de León y ahí nos encerraron en un cuarto; quitaron todos los celulares, pidieron nuestros datos personales, incluyendo donde vivíamos y número de cédula mientras nos tomaban fotos arrinconados.
La noticia se difundió tan rápido que ellos no se explicaban como se había dado cuenta la gente de León que nos tenían secuestrados ahí, con lo que reaccionaron muy molestos hacia nosotros alegando que alguien estaba grabando todo y filtrando información. Nos revisaron nuestros bolsos y pantalones muchas veces para asegurarse que nadie estuviera documentando nada.
Estuvimos alrededor de 2 horas encerrados, sin explicación alguna de por qué nos tenían detenidos ahí cuando ya les habíamos comprobado que ninguno de nosotros portaba armas de ningún tipo y lo único que había en nuestros bolsos eran vendas y gasas con las que íbamos a ayudar a los heridos.
Los únicos lesionados fueron una muchacha a quien golpearon en la cara cuando estaban montándola a la camioneta, dejándole una herida en la mejilla y a otro estudiante a quien le fracturaron la nariz.
Creo que hablo en nombre de todos los que estábamos ahí, cuando digo que sentimos un increíble alivio al ver que entraron los sacerdotes de la Iglesia de la Merced al cuarto donde nos tenían detenidos.
No sabíamos lo que iba a pasar con nosotros y los antimotines que estuvieron vigilándonos la mayor parte del tiempo, estaban renuentes a contestar las preguntas que les hacíamos. Fuimos detenidos a las 5:45 pm y nos liberaron a eso de las 8:30 pm.
Y bueno, esa fue mi experiencia y la de 14 personas más… Creo que tuvimos muchísima suerte y fuimos muy bendecidos porque al final del día logramos llegar a salvo a nuestros hogares con nuestras familias pero desgraciadamente, desde que empezo todo el 19 de abril, más de 60 personas no han tenido la suerte que tuvimos hoy nosotros. Más de 60 familias no lograron abrazar a sus desaparecidos y preguntarles como fue que pasó todo.
Nicaragua… No demos ni un paso atrás. Se lo debemos a todos los que murieron por esta causa. Cada atropello y acto de cobardía de parte del gobierno los acerca a su final!!
VIVA NICARAGUA LIBRE!! ???[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]