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Hojeando en el libro Diario de un Preso (1962), se puede leer en las notas del 22 de septiembre de 1959 las siguientes líneas:
«El acusado Pedro Joaquín Chamorro cumple mañana 35 años de edad. De estos ha gastado 3 en prisiones y 2 en exilios. Tiene experiencia en estos juicios porque ya lo han llevado a 2 Consejos de Guerra anteriores.
Ha sido acusado varias veces por escribir en los periódicos, dos de rebelión, una de asesinato, y ahora por Traición a la Patria. Nunca ha podido votar en una elección.
El ciudadano Chamorro tiene mujer y 4 hijos.
El fiscal militar debía de ´prefijar´ esta hojita en el encabezamiento del proceso, como la prefijo yo el día de mañana en el que cumplo 35 años de tratar de vivir en Nicaragua.
Así mis jueces sabrán mejor a quién van a condenar».
Este fue un autorretrato que escribió Pedro Joaquín, durante el encarcelamiento que sufrió después de ser capturado por la Guardia Nacional el 13 de junio de 1959. Pedro formó parte de la expedición militar de Olama y Mollejones, un intento de rebelión contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
El intento de golpe inició el 31 de mayo de 1959. Fue un fracaso rotundo. Por este intento de golpe fueron capturados 100 jóvenes conservadores que estuvieron durante mes y medio en Costa Rica preparándose para el combate.
Esa operación militar fue uno de los primeros desembarcos aerotransportados de América. Los dividieron en dos grupos. El primero aterrizó en el llano de Olama al sur de Muy Muy y el segundo en el llano de Mollejones, en Chontales. Ahí iba Pedro Joaquín Chamorro.
Fueron perseguidos, bombardeados y finalmente capturados. En el libro de Edmundo Jarquín, Pedro Joaquín ¡Juega!, se detalla que los prisioneros fueron recibidos por el mismo Anastasio Somoza quien «en guayabera blanca y con lentes oscuros; les ordenó voltearse, los insultó», luego Somoza los exhibió en las calles de Managua en lo que, según Jarquín fue un «bufo y doloroso cortejo por las calles de Managua».
Sobre este momento Pedro Joaquín escribiría las siguientes líneas:
«Te derrotaron. Te condujeron vencido en medio de soldados por las calles de Managua. Tu uniforme verde, sucio, lleno de lodo no sobresalía de los uniformes de los otros derrotados, ni de los uniformes de los vencedores que también eran verdes y estaban sucios y llenos de lodo. Te veías flaco y barbudo; ibas acompañado, pero estabas solo, absolutamente solo».
Su vida
Pedro Joaquín Chamorro nació en la ciudad de Granada el 23 de septiembre de 1924. Sus padres fueron Pedro Joaquín Chamorro Zelaya y Margarita Cardenal. Estudió en el instituto Pedagógico La Salle, y por azar fue compañero de clases de uno de los hijos de Anastasio Somoza García. Ese jovencito de apellido Somoza, que recibió clases de literatura, matemática y religión junto a Pedro Joaquín, sería quien en 1959 lo capturaría, lo insultaría y lo exhibiría por las calles de Managua.
Estudió derecho en la Universidad Central de Managua, dicha universidad fue clausurada en 1944. Por eso, tuvo que continuar estudiando en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de donde volvió en 1948. Al siguiente año, Pedro Joaquín, durante unas vacaciones en Rivas, conoció a Violeta Barrios Torres; se enamoraron y se casaron el 8 de diciembre de 1950.
En la nota del 23 de septiembre de 1959, titulada El cumpleaños, Pedro Joaquín escribió desde la cárcel:
«Luché contra toda forma de explotación, sin explotar a nadie, más que a mi pobre mujer y a mis hijos, a quienes hasta el momento no he dado ni casa propia, ni compañía perenne, ni seguridad futura».
El periodista e hijo de Pedro Joaquín Chamorro (PJCh), Carlos Fernando Chamorro, durante una entrevista para Artículo 66, afirmó que el mensaje de su padre es «el ejemplo de su vida, la coherencia entre su pensamiento y lo que hizo y también su ideario democrático».
Por su parte, el veterano cronista deportivo Edgar Tijerino, quien conoció y trabajó de cerca con Pedro Joaquín, señaló que PJCh fue un tipo de político muy especial y diferente. «Es uno de esos políticos al que no le encontrás forma de cuestionarlo, por su actitud, su conducta, incluso, en lo familiar fue un ejemplo a seguir», recalcó Tijerino, quien trabajó por nueve años con Pedro Joaquín Chamorro. Fue hasta después de su muerte que él se dio cuenta de la dimensión del pensamiento y la persona del doctor Chamorro.
«Es después de muerto que Pedro cobra vida de nuevo para mostrarnos su verdadera dimensión. La dimensión que tiene Pedro Joaquín 40 años después no es la que teníamos en el momento de su muerte, a pesar de considerarlo un patriota perfecto. Hay un grupo pequeño de patriotas entre los que está el doctor Chamorro a quienes no se les puede cuestionar», concluyó Tijerino.
El Periodista
Pedro Joaquín Chamorro fue encarcelado por la dictadura somocista. Durante esas detenciones fue torturado y sometido a interrogatorios. Al sentirse perseguido tuvo que vivir en el exilio, pero a partir de 1961 es cuando arrecia su labor periodística en La Prensa, donde fungió como director.
Edmundo Jarquín, quien fue muy amigo de Pedro Joaquín, lo describe como un periodista innovador y experimental que abrió su periódico a cumplir funciones sociales que la dictadura de Somoza desatendía.
El viejo dictador Somoza García, desde los años cuarenta, había reprimido y perseguido al periodismo de Nicaragua. Según Edmundo Jarquín, «el periodismo no solo padecía la represión política y policíaca, sino la competencia desleal del somocismo desde el punto de vista empresarial, que se valía del privilegio y los recursos del Estado. Pedro Joaquín lo denunció escribiendo:
«Era también, así como las empresas periodísticas de Somoza gozaban de prerrogativas, mientras las de sus enemigos eran perseguidas a muerte; él (Somoza) guardaba su papel en los edificios públicos como el Estadio Nacional, impedía por medio de sus amigos que los reporteros de los otros medios capitalinos obtuvieran noticias de fuentes oficiales antes que su propia empresa. Pagaba a sus empleados con planillas sacadas de los ministerios, ordenaba viajes al exterior para cubrir eventos deportivos internacionales. Por otra parte, encarcelaba, ponía trabas, amenazaba, daba palos y exilaba a quienes atacaran su sistema de gobierno».
A ese respecto, Carlos Fernando Chamorro, hijo de Pedro Joaquín Chamorro y uno de los periodistas más críticos del régimen de Daniel Ortega, opina que los valores fundamentales del periodismo que practicó su padre fueron la independencia, un periodismo al servicio de los ciudadanos y que investigara al poder y denunciara la corrupción.
Pedro Joaquín Chamorro también hizo radio y en su afán por llegar a todas las audiencias, incluida la ciudadanía analfabeta, incursionó en la radiodifusión, y de lunes a viernes por Radio Centauro, leía el editorial que había escrito para La Prensa el mismo día.
De acuerdo con Edmundo Jarquín, ese microprograma a las cinco de la tarde era un éxito debido a la popularidad que estaban ganando los radios a pilas y el interés de los ciudadanos por escuchar el editorial del día.
«Convocaba a grupos en las aceras, en los corredores y hasta en los parques, y se convirtió en una suerte de tertulia cívica colectiva. Iniciaba la lectura del editorial, de una manera invariable e inconfundible, con una voz de llama: ¡Compatriotas! Ahora que reparo en esa palabra me doy cuenta que es la misma con la que sus antepasados llamaron a defender la Patria contra los filibusteros», afirmó Jarquín.
Tanto Carlos Fernando Chamorro, Edmundo Jarquín y Edgar Tijerino coinciden en que la lucha y el mensaje de Pedro Joaquín Chamorro siguen vigentes en la actual Nicaragua. A este respecto, Tijerino opinó que «cuarenta años después, hay una desesperanza por algo que no pudo hacer la generación de nosotros. Quedamos en deuda con nuestros hijos y con nuestros nietos. Sería importante contar con más Pedro Joaquín»
Por su parte, Carlos Fernando Chamorro destacó que el mensaje de PJCh «siempre ha tenido vigencia, pero la tiene hoy más que antes porque en Nicaragua se ha producido una regresión autoritaria. Aquí se está instaurando una nueva dictadura dinástica. Mi padre luchó toda la vida contra esa dictadura dinástica y posiblemente mucha gente no ha entendido las consecuencias que puede tener para el país ese tipo de régimen político».
«A tus hijos dile que mi patria son ellos»
El poeta español Gabriel Celaya, en su poema «La poesía es un arma cargada de futuro» escribió los siguientes versos:
«cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades»
Edmundo Jarquín recuerda a Pedro Joaquín Chamorro el 8 de enero de 1978: «encontré a Pedro alegre, jovial, sin asomar en su conducta sospecha de que el cerco mortal que le habían tendido estaba, apenas, a metros de distancia». Según Jarquín, Pedro estaba lleno de vida, tenía planes políticos, personales, familiares, «estaba cargado de futuro».
Dos carros persiguieron a Pedro Joaquín, quien conducía su automóvil rumbo al diario La Prensa. Uno de los autos se le cruzó por delante colisionando el auto del periodista. El automóvil de Chamorro se estrelló contra un poste. De uno de los automóviles se bajó el leonés Domingo Acevedo Chavarría, llevaba una escopeta Gevelot 12. Se acercó a la ventana derecha del auto de Pedro Joaquín y disparó tres escopetazos. Un disparo en el rostro, otro en el abdomen y el tercero en el pecho.
El decano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, al entregarle el premio Moors Cabot a Pedro Joaquín Chamorro en 1977 dijo: «Si hay un periodista en este hemisferio que ha sido más consistente en la oposición al gobierno dictatorial que el Dr. Pedro Joaquín Chamorro, nosotros no hemos sido capaces de encontrarlo». El mérito de la consistencia le había valido el asesinato.
Hojeando en el libro Diario de un Preso (1962), se puede leer en las notas del 12 de noviembre de 1959 las siguientes líneas:
«Perdona los sufrimientos que te he hecho pasar. Perdona mi rudeza, pero yo te he querido siempre y me duele tener que dejar, y dejar a mis hijos… más… qué voy a hacer? (…) Perdóname, y recuérdame. A tus hijos diles que mi patria son ellos».
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