[vc_row][vc_column][vc_column_text]Kenneth Rivera tiene trece años y es un pequeño gigante de la comunicación. Desde los nueve años, es miembro del Club Infantil de Comunicadores, de Jinotega. Rivera aseguró que, antes de entrar al Club, “era cerrado, no socializaba y no tenía oportunidades”, pero un familiar le sugirió visitarlo, y vio la oportunidad de cambio que tanto necesitaba. Inicialmente, asistió solo por curiosidad; no obstante, al ver el trabajo que realizaban, decidió integrarse inmediatamente.
Cuando los familiares de Rivera se enteraron de que formaría parte del Club de Comunicadores, se sintieron felices, ya que consideraron que su niño, por fin, había encontrado en qué interesarse, y esto le permitiría socializar.
Rivera ha participado en mesas redondas y programas radiales en la emisora Radio Estéreo Libre, de Jinotega. Narró que esas oportunidades las obtuvo gracias a los conocimientos en edición, dicción, vocalización y diseño de géneros periodísticos.
Yader Chavarría, responsable de comunicación de la Asociación Infantil Tucktan Sirpi, explicó que este club se fundó en 1994 con el propósito de brindarle a la niñez de las comunidades jinoteganas las herramientas necesarias para ejercer el periodismo con una perspectiva de responsabilidad social enfocada en la defensa de sus derechos.
En 23 años, el Club ha logrado fortalecer las relaciones con la comunidad y con las autoridades de Jinotega. Antes a los niños comunicadores “no los tomaban en serio por su edad y les negaban las entrevistas, pero ahora los buscan para hacer denuncias, conferencias de prensa y otras actividades”, afirmó Chavarría.
Francela Gutiérrez, de doce años, es una de los 91 miembros del Club. En poco tiempo, ha logrado “ejercer sus derechos e identificar los problemas que perjudican a los niños, niñas y adolescentes”. Gutiérrez detalló que ha aprendido a diseñar “formatos periodísticos, reportajes y radioteatro”. Aunque, para ella lo más beneficioso de la organización es que les permiten a los chavalos crear todos los productos comunicacionales de la Asociación.
Otra de las niñas comunicadoras es Andrea Chavarría Picado, de catorce años, quien se integró al Club desde mayo. Ella asegura que logró avanzar a pasos agigantados con el apoyo de sus compañeros. Para esta gigante de la comunicación, lo mejor del Club es que aprenden a defender y ejercer sus derechos. Esta organización le ha permitido a Chavarría exponer las necesidades de las comunidades ante las instituciones jinoteganas, que deben buscar soluciones.
Estos tres pequeños gigantes de la comunicación decidieron que estudiarán Periodismo para seguir promoviendo los derechos de la niñez nicaragüense y denunciar los problemas de sus comunidades.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]