La persecución religiosa que mantiene el régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia católica no se detiene. La noche del jueves, cinco de octubre, la Policía sandinista arrestó arbitrariamente al sacerdote Álvaro Toledo, párroco se Nuestra Señora de la Asunción en Ocotal, de la Diócesis de Estelí.
«Lamentamos comunicar una triste noticia a nuestros hermanos fieles católicos y demás hermanos de buena voluntad. Esta noche a eso de las 10:30 p.m. la Policía ha llegado a casa cural y se han llevado a nuestro párroco Álvaro Toledo. Nos unimos en oración y seguimos pidiendo por nuestros sacerdotes», denunció Radio Stereo Fe, de Estelí, en su página de Facebook.
Antes de su secuestro, el padre Toledo se había pronunciado sobre las detenciones arbitrarias en contra de sus hermanos los sacerdotes Iván Centeno y Julio Norori. Además, él fue quien informó de la liberación del padre Leonardo Guevara.
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Durante la misa del jueves, el sacerdote indicó que los padres Centeno y Norori se encuentran bien en el seminario de Managua, asimismo, detalló que el régimen de Ortega ha liberado al vicario de la Diócesis de Estelí, Leonardo Guevara, quien permaneció recluido por más de cuatro meses, por una investigación de supuesto lavado de dinero en su contra. «Perdemos dos nos regresan uno», dijo Toledo con un tono de angustia.
El domingo, primero de octubre, la Policía al servicio del régimen de Ortega secuestró a los sacerdotes Iván Centeno, párroco de la iglesia Inmaculada Concepción, de Jalapa, Nueva Segovia, Julio Ricardo Norori, párroco del templo San Juan Evangelista, de San Juan del Río Coco, perteneciente a la Diócesis de Estelí y Cristóbal Reynaldo Gadea, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Merced, de El Cuá, Jinotega.
Estos arrestos arbitrarios se suman a los 667 ataques ha sufrido la Iglesia católica de Nicaragua, entre abril de 2018 y agosto de 2023, según detalla la IV entrega: ¿Una Iglesia perseguida?, de la abogada e investigadora Martha Patricia Molina.
Además, el informe señala que al menos 151 religiosos se han visto obligados a realizar su misión pastoral fuera de Nicaragua, debido a que la dictadura de Ortega los ha expulsado, desterrado o prohibido el ingreso al país.
Entre los religiosos que la dictadura ha expulsado del país están un nuncio, un obispo, 58 sacerdotes, tres diáconos, cinco seminaristas y 83 monjas, entre extranjeras y nacionales.