El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) calificó de «aberración jurídica» que la justicia de Ortega haya inhabilitado de por vida a los siete religiosos de la Diócesis de Matagalpa para que ejerzan cargos públicos y de elección popular.
«Desde el Cenidh condenamos estas acciones perversas del régimen que violentan los derechos humanos. Exigimos libertad inmediata para ellos y todas las personas presas políticas» denunció el organismo a través de su cuenta de Twitter.
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Por su parte, un defensor de derechos humanos reveló Artículo 66 que no solo a estos casos se les ha aplicado la «inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos», sino que a todos los procesados.
«A presos políticos con sentencia firme se les está queriendo aplicar lo mismo, incluso a los que no son del mismo tipo penal», detalló la fuente; además indicó que esta acción del régimen de Ortega es arbitraria, «porque pueden privarlos de sus derechos mientras estén presos, pero no más allá de eso».
«La pena contempla para el mismo periodo inhabilitación para ejercer cargos públicos, pero la inhabilitación perpetua de derechos ciudadanos es inexistente e inconstitucional», recalcó.
Las reacciones de los defensores de derechos humanos surge después que en horas de la tarde de este lunes, seis de febrero, la jueza orteguista del Juzgado Segundo de Distrito Penal de Juicio de Managua, Nadia Camila Tardencilla, condenó a cinco años de prisión por el delito de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y cinco por propagación de noticias falsas, más 800 días multa a seis religiosos y un laico de la Diócesis de Matagalpa, todos del círculo cercano a monseñor Rolando Álvarez.
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Los judicializados por la dictadura de Ortega son los sacerdotes Ramiro Tijerino, José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios; el diácono Raúl Antonio Vega; los seminaristas Melkin Centeno y Darvin Leiva; y el camarógrafo Sergio Cárdenas.
Fuentes informaron a Artículo 66 que la sentencia será apelada. «Fue un proceso sin base y sin fundamento. Los testigos tanto civiles como la Policía no desvirtuaron el principio de inocencia, ya que fueron contradictorios», indicó.

Pese a la arremetida de la dictadura nicaragüense en su contra, una fuente señaló que los religiosos presentan «una fuerza y fe inquebrantable» durante todo el procesos judicial.
«Son únicos, el Espíritu Santo los tiene revestidos de una gran fortaleza envidiable, se miran fuertes y con ánimo», detalló el informante, que además lamentó que «una hubo la falta de justicia.
La dictadura de Nicaragua se ha ensañado contra la Iglesia católica a los que ha tildado de «diabólicos» y «traidores». Poco a poco, Ortega ha ido engrosando la lista de sacerdotes presos, que forman parte de la lista de más de 230 rehenes políticos cautivos en las diferentes cárceles del país, acusados y condenados por delitos comunes o por supuesta traición a la patria, pretexto de Ortega —según opositores— para seguir reprimiendo a los nicaragüenses que contradicen su política autoritaria.