En abril de 2022, en la víspera de conocerse el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre el diferendo limítrofe con Managua, el Ejército de Colombia advirtió al entonces presidente de ese país, Iván Duque, sobre la presencia de personal de inteligencia de Nicaragua en el territorio en disputa: San Andrés y Providencia.
La advertencia al mandatario colombiano llegó del Comando General de las Fuerzas Militares que elaboraban un texto para el presidente Duque calificado de «ultrasecreto».
Dicho informe es parte de los «Archivos secretos del Ejército», cientos de miles de documentos filtrados por el colectivo hacktivista Guacamaya a través de Forbidden Stories, a los que tuvo acceso el diario español El País.
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El cuerpo castrense colombiano habría detectado la presencia del «G2-11», la «denominación táctica que se le da a una persona que se incorpora al sistema de inteligencia de Nicaragua para realizar misiones de exploración en los estados no afines al régimen y proyectar la realización de trabajos de inteligencia de países no alineados», refiere el texto del Ejército enviado a Presidencia.
Los documentos explican, según El País, que «muy probablemente la estructura, organización y funcionamiento del G2-11 del Ejército de Nicaragua ya tenga proyección de células en Colombia». El Ejército colombiano aseguraba que estas personas de inteligencia de Nicaragua funcionan en relación con Rusia, Cuba y Venezuela, países aliados de Managua.


«El análisis de inteligencia también definía al G.2-11 como un “sistema de estructura de carácter táctico que se articula en áreas y posibles lugares de operaciones del enemigo a nivel territorial” y “cuya misión es la de establecer núcleo, búsqueda de información, estudio de terreno, exploración de objetivos y la creación de redes auxiliares”. Con base en eso es que concluye que ya estaría operando en San Andrés y Providencia», explica el periódico español.
Los documentos destacan que Nicaragua cuenta con personal de inteligencia con poca preparación y no cuenta con los recursos suficientes, pero que el apoyo de los países socialistas «fortaleció a la institución y ha venido incrementando sus actividades encubiertas para penetrar o infiltrar organizaciones gubernamentales, privadas y sociales del mismo país con proyección de países no amigos del régimen».