El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, recordó que los miembros de la Iglesia católica están llamados a ser valientes, renunciar a actos corruptos y defender la libertad y dignidad de las personas.
«Nosotros no somos simplemente miembros de una organización religiosa, ni personas instruidas en profundas ideas filosóficas, ni tampoco gente que se esfuerza por vivir unos altísimos valores éticos. Es importante no olvidarlo: somos cristianos porque Jesús nos ha llamado, nos hemos encontrado con él e intentamos seguirlo humildemente cada día», manifestó el prelado en la homilía dominical, este 22 de enero.
Monseñor señaló que los sacerdotes y demás miembros de la Iglesia son llamados a ser «pescadores de hombres» que, en consecuencia, es ser «educadores, constructores y liberadores».
Explicó que los líderes religiosos deben educar integralmente a las nuevas generaciones en justicia y verdad para «construir una nueva cultura fundada en el diálogo, el respeto y la tolerancia».
Es también «ser liberadores de hombres, es decir, personas que defiendan la libertad y la dignidad de las personas, luchando contra todo lo que oprime y humilla al ser humano».
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«Esa es la misión y el gozo más profundo de la Iglesia. A esto nos llama Jesús. Para esto nos ha mirado y nos ha llamado», reiteró el obispo de Managua.
Monseñor Báez hizo referencia al evangelio de hoy que relata el llamado de Jesús a los pescadores Simón y Andrés, Santiago y Juan para ser, a partir de entonces, «pescadores de hombres».
«El cristianismo comenzó con cuatro pescadores de Galilea, dos parejas de hermanos dispuestos a dejar su pequeño mundo: trabajo, familia, posición social, seguridad económica, estabilidad afectiva, e iniciar un camino de confianza en Jesús y de comunión con Jesús», indicó el obispo desde la iglesia Saint Ágatha, en Miami, Estados Unidos.
Pero, para cumplir el llamado de Jesús, «hay que dejar atrás la maldad y el pecado y los miedos que nos paralizan», aclaró el líder religioso.
Añadió que hay que dejar «el tiempo mal empleado, el victimismo, las envidias y el espíritu calculador que manipula a los demás».
«Para seguir a Jesús hay que renunciar también a las maniobras oscuras de la corrupción, a las ambiciones irracionales que se sirven del poder para oprimir y a la cómoda complicidad que calla ante la injusticia», resaltó.