Este miércoles, 14 de diciembre, la administración de Daniel Ortega y Rosario Murillo firmó un acuerdo en materia electoral con la Federación de Rusia con el objetivo de «fortalecer» institucionalmente el modelo electoral de ambos países.
Mediante la firma del «protocolo de cooperación en el campo de la mejora de la legislación, promoción de la cultura jurídica de los votantes, desarrollo y uso de tecnologías modernas en los procesos electorales y referéndums, y el fortalecimiento de la cooperación bilateral entre los dos Estados», Rusia podrá influir hasta en las elecciones en Nicaragua.
El acuerdo fue firmado de forma virtual por la sancionada presidenta del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua (CSE), Brenda Rocha, y su homóloga rusa, Alexandrovna Pamfilova, en el marco del 78 aniversario de las relaciones diplomáticas y de amistad entre ambos países.
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«Esta cooperación permitirá un intercambio de experiencia que conllevará al fortalecimiento institucional de nuestros modelos electorales cada uno con sus particularidades propias que respondan a las necesidades de nuestros pueblos», señaló la titular del CSE.
Además, el embajador de Rusia en Nicaragua, Alexander Khokhólikov señaló que «la interacción interinstitucional es una nueva línea de la cooperación rusa a Nicaragua, lo que permitirá el apoyo recíproco en el fortalecimiento del desarrollo electoral».
Desde el 2007, cuando el dictador de Daniel Ortega regresó al poder, las elecciones celebradas en Nicaragua han sido señaladas por la oposición como antidemocráticas, fraudulentas y sin credibilidad.
En las recientes elecciones municipales, el régimen de Ortega efectuó un proceso electoral a su medida, adjudicándose así las 153 alcaldías del país y según el orteguista CSE, el FSLN «barrió» en las urnas con el 75% de los votos.
El régimen orteguista ha declarado ser un fiel aliado del gobierno de Vladimir Putin, y en los últimos años ha afianzado su relación con la federación rusa.
Nicaragua es uno de los contados países, junto a Venezuela y los pequeños Estados insulares de Nauru y Tuvalu, que se han sumado a Rusia en el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y que ha recibido a altos funcionarios rusos desde la invasión a Ucrania.
Además, a finales de 2020 Nicaragua estableció un Consulado en Crimea, territorio ucraniano anexado a Rusia, lo que provocó el rechazo de Ucrania.