El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Arturo McFields dirigió una critica a la Iglesia católica de Nicaragua debido al silencio que mantuvo en su reciente y extenso comunicado donde evitó referirse a la situación que atraviesan los religioso y sacerdotes encarcelados.
McFields tildó de «triste y vergonzoso silencio de la Conferencia Episcopal al cumplirse más de 100 días de cárcel y tortura al obispo Rolando Álvarez y a una decena de religiosos en Nicaragua. La dictadura Ortega Murillo totaliza 396 ataques criminales de odio contra iglesia», expuso el exdiplomático mediante un tuit dirigido al papa Francisco.
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La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que medió entre el Ejecutivo de Ortega y la oposición para intentar superar la crisis que estalló en abril de 2018, no hizo referencia en su mensaje a los más de 10 sacerdotes que permanecen en prisión y también excluyó el arresto domiciliario al obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, Rolando Álvarez, acusado de rebelde.
Monseñor Rolando Álvarez, miembro del Episcopado, al igual que el obispo auxiliar de la arquidiócesis de Managua y exiliado en Estados Unidos, Silvio Báez, fueron los sacerdotes ausentes en el documento. La Iglesia católica de Nicaragua ha evitado referirse a su situación y denunciar su arresto.
El mes pasado, el presidente Ortega arremetió contra la Iglesia católica que dirige el papa Francisco, la acusó de no practicar la democracia, de ser una «dictadura» y una «tiranía perfecta» y de haber utilizado «a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado» a su Gobierno en el marco de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social.
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El arresto del obispo Álvarez y los otros ocho sacerdotes es el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia católica de Nicaragua con el Gobierno de Ortega, quien ha tildado de «golpistas» y «terroristas» a los jerarcas.
Las relaciones entre el régimen de Daniel Ortega y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.