Opositores al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo consideran que la pareja dictatorial ha impuesto un sistema de partido único en el país. Señalan que ha sido un «proceso» del «proyecto estratégico» de la dictadura que inició a gestar en 2007 cuando regresó a la Presidencia y comenzó a tomar el control de todos los poderes del Estado.
Héctor Mairena, integrante del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blancó, indicó que desde el retorno de Daniel Ortega al poder comenzó un proceso de concentración de poder que aceleró y le dio legitimidad con las reformas constitucionales de 2014. Además, que desde el 2018, con las protestas sociales, dejó en evidencia su «naturaleza autoritaria» y «voluntad totalitaria».
«En enero de este año (2022) inició lo que hemos denominado la institucionalización del poder, del Estado autoritario policíaco. Esta apropiación de los gobiernos locales está en esa dirección. Es parte del proyecto orteguista, instalar un sistema totalitario en el que ni siquiera se preocupa por guardar las apariencias. Es un proyecto estratégico que Ortega tiene con Nicaragua», explicó.
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Afirmó que Nicaragua no está en proceso de instalación de partido único, sino que el sistema de partido único ya está impuesto en Nicaragua. Mencionó que un sistema pluripartidario se conforma de partidos en el ejercicio democrático y de la competencia electoral que es lo que define básicamente la democracia y la posibilidad que todas las agrupaciones políticas, en condiciones de igualdad, libertad y oportunidades, participen en las contiendas electorales, algo que considera que en Nicaragua no existe desde hace muchos años.
La eliminación de la oposición
«Ortega ha despojado de su personalidad jurídica a todos los partidos de la oposición y ha reducido a unos cuantos partidos fantoches, títeres que lo único que hacen es chupar (lucrarse) del presupuesto público luego de las contiendas electorales. Esos partidos no tienen ninguna posibilidad de lograr cuotas importantes de poder en las elecciones. Eso quedó demostrado ahora mismo cuando el orteguismo se ha otorgado las 153 alcaldías. Ni siquiera les dio migajas importantes a los partidos funcionales. Se está institucionalizando un sistema unipartidario», subrayó.
El opositor afirma que debido a la ilegitimidad del régimen que surgió de la farsa electoral de 2021, cuando Ortega y Murillo ampliaron su permanencia en la Presidencia, todo lo que surgió de esas votaciones es ilegítimo; entonces estas elecciones municipales, del seis de noviembre, también carecen de legitimidad y legalidad.
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Mairena destacó que la comunidad internacional ha dicho que en Nicaragua no hay democracia y hay una ruptura del orden constitucional. También, llamó a los países a incrementar la presión política y diplomática contra el régimen con sanciones económicas y financieras contra los violadores de derechos humanos, la corrupción y los perpetradores de fraudes electorales. Agregó que esas presiones también deben ir encaminadas a exigir la liberación de todas las presas y presos políticos.
«La permanencia de los Ortega Murillo en el poder se traduce en mayor pobreza, mayor crisis económica, mayor represión, mayor migración masiva de la población. Aunque ellos hagan fiesta con sus datos estadísticos, lo cierto es que en Nicaragua todos sabemos que la situación está cada vez peor y los Ortega Murillo no tienen ninguna posibilidad de dar respuesta a la crisis integral que vive Nicaragua. Ellos son el problema», manifestó.
Eliseo Núñez: Ortega creó un «partido hegemónico»
El analista político y exdiputado liberal Eliseo Nuñez explica que aunque el Frente Sandinista tenga esa cantidad «desorbitada de municipios» y el control total de los poderes del Estado no lo convierte en un sistema partido único, sino que en el país está bajo la influencia de un «partido hegemónico».
«Los regímenes de partido único tienen un marco jurídico específico que mandata que las elecciones de los ciudadanos se den dentro de las estructuras del partido y no fuera de él. Entonces, en teoría, esto es un régimen autoritario basado en un modelo de gobierno occidental», dijo.
Núñez señaló que el régimen Ortega-Murillo todavía no quiere dar el paso de imponer en Nicaragua un régimen de partido único, pero que sí cree que ese el siguiente paso que seguirá la pareja dictatorial.
«Es el camino que le sale más cómodo a (Daniel) Ortega para poder atender todos los controles. Entonces, ahí en el régimen de partido único los poderes emanan del partido y no del ciudadano. El ciudadano es miembro del partido único y el partido único es el que elige a sus autoridades y estas autoridades a la vez están en los poderes del Estado, entonces no existe como tal. Lo que hay (en Nicaragua) es un partido hegemónico con control de todo», afirmó.
El miembro de la Unab dijo que el modelo represivo del orteguismo no es sostenible porque existen presiones diplomáticas, económicas y financieras de la comunidad Internacional, además del rechazo de la población que se hizo palpable este seis de noviembre con la poca asistencia a las urnas. Agregó que a esto se suma una «crisis interna» en el régimen que ha desatado una «fuga». «Ortega y Murillo están cerca de su final», auguró.
Hijo de Ortega adelantó imposición de partido único
Juan Carlos Ortega Murillo, hijo de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, apuesta a que se implante en Nicaragua un régimen de «partido único». El sancionado publicó en marzo de 2022 en su cuenta de Twitter dos textos donde ataca el «sistema de partidos» y el «modelo democrático occidental», este último, aseguró, «está en decadencia».
En otro tuit, el hijo de los dictadores, que afirmó esa madrugada estar con insomnio, indicó que «el sistema de partidos políticos debe reinventarse o tomar el camino más sano, que es hacerlo desaparecer y establecer el modelo de partido único, empoderando a los gobiernos locales con mayor capacidad de gestión sobre el gobierno nacional».
En julio de este año, organizaciones opositoras aseguraron que la dictadura consolidó «el modelo de partido único» en el país, tras la toma arbitraria de cinco alcaldías opositoras del ilegalizado partido Ciudadanos por la Libertad (CxL). El asalto a los gobiernos municipales fue ordenado por el régimen de Nicaragua y ejecutado por efectivos policiales, acompañados por otros operadores políticos como secretarios políticos, alcaldes oficialistas y paramilitares, quienes se tomaron por la fuerza las comunas de Santa María de Pantasma, San Sebastián de Yalí y El Cuá, en Jinotega; Murra, en Nueva Segovia; y El Almendro, en Río San Juan.
En marzo de este año, Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, alegó que el régimen de Daniel Ortega tiene un afán de «crear un estado autoritario de partido único» arrastra a todo el pueblo nicaragüense por un «camino oscuro».