La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo acusó por el supuesto delito de «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional en concurso de noticia falsa» al padre Enrique Martínez Gamboa, párroco de la Iglesia Santa Martha, de la Arquidiócesis de Managua. La víctima es, siguiendo el mismo patrón empleado contra opositores, el Estado de Nicaragua.
El sacerdote fue secuestrado con violencia el pasado 13 de octubre y se convirtió en el noveno religioso encarcelado por el régimen Ortega Murillo en el contexto de represión contra la Iglesia católica, sus obispos y sacerdotes.
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La acusación contra el padre Enrique Martínez fue presentada el 14 de octubre, un día después de su captura, por la fiscal del Ministerio Público Heydi Estela Ramírez Olivas. El caso fue asignado ante la juez Karen Chavarría, titular del Juzgado Noveno Distrito de la Penal de Audiencia de Managua.
El padre Martínez Gamboa escribió varios artículos de opinión donde criticaba la administración del régimen Ortega Murillo. Dichos textos fueron publicados en el diario La Prensa en años pasados, según archivos disponibles en la web del periódico.
Un video del padre Gamboa se volvió viral en las redes sociales cuando tomó el micrófono al final de marcha del Día de las Madres de 2018, en las afueras de la Universidad Centroamericana (UCA). En medio de la represión que ejercía la Policía a pocos metros del lugar, el sacerdote lanzó un discurso alentador que encendió el ánimo de la población que protestaba en demanda de justicia.
«Los nicaragüenses somos mayoría, tenemos un corazón limpio no las manos machadas de sangre como otros. No se acobarden, no se acobarden. Viva Nicaragua. Fuera la pareja asesina, fuera los miserables asesinos, fuera, fuera, fuera», dijo el sacerdote.
En su brutal arremetida contra los religiosos, a unos los ha acusado de delitos comunes y a otros por «conspiración para el menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas», como el caso de padre Martínez y los religiosos detenidos que acompañaban en la Curia Episcopal a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa.
Hace dos semanas, el dictador Ortega arremetió contra la Iglesia católica que dirige el papa Francisco, la acusó de no practicar la democracia, de ser una «dictadura» y una «tiranía perfecta» y de haber utilizado «a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado» a su régimen en el marco de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 por unas fallidas reformas a la seguridad social.