Los presos políticos cautivos en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Nuevo Chipote», cumplen más de 47 días en incomunicación. Sus familiares se encuentran preocupados por su estado de salud actual.
En señal de alerta Berta Valle, esposa del preso político Félix Maradiaga, pidió «¡Ayuda!. Son más de 47 días desde la última (visita) que supimos como están nuestros familiares presos en El Chipote. Es angustiante no saber cómo está mi esposo. Exigimos saber cómo están las personas que iniciaron huelga de hambre», expresó mediante redes sociales la defensora de derechos humanos.
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Según información obtenida por los parientes de los opositores, la condición de los rehenes de conciencia «ha empeorado». Les preocupa que «mueran en la cárcel».
Félix Maradiaga inició su huelga de hambre desde julio, sin obtener respuestas ante su demanda de respeto a sus derechos humanos dentro de la cárcel. Fue presentado ante los medios de propaganda de la dictadura a finales de agosto e inicios de septiembre, donde fue notoria la pérdida de peso y los estragos que ha causado más de un año de encierro forzado.
Maradiaga fue sentenciado junto al aspirante presidencial Juan Sebastián Chamorro a 13 años de prisión por los delitos de «conspiración para cometer menoscabo contra la soberanía». Los rehenes de conciencia enfrentaron siete audiencias que, según sus defensores, estuvieron «plagadas de irregularidades».
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Además de Maradiaga, otros tres presos políticos también se encuentran demandando el respeto a sus derechos incluida la visita de sus pequeños hijos a quienes no han visto desde el cautiverio. Los rehenes en ayuno indefinido son el cronista deportivo Miguel Mendoza y el abogado y miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), Róger Reyes.
Otra rea de conciencia que demanda la dejen tener una llamada con su hijo de cinco años es Suyen Barahona, presidenta de la Unión Democrática Renovadora (Unamos) quien está separada de su pequeño desde que fue apresada por la Policía del régimen Ortega Murillo en junio del año pasado en la víspera de las elecciones presidenciales que fueron desconocidas por la comunidad internacional. El esposo de la Barahona dijo que para un menor de cinco años crecer lejos de su madre «es una tortura» tanto para el niño como para la progenitora.