El preso político Róger Reyes acumula 410 días detenido en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocidas como El Chipote, en Managua. Durante ese tiempo de cautiverio no ha podido ver a sus dos hijas de tres y cinco años. Ante esta situación inició una huelga de hambre el pasado 20 de septiembre para que el régimen le permita encontrarse nuevamente con sus pequeñas.
«Mi esposo es alguien que ha dedicado su vida a la defensa de causas justas, ha dedicado su vida a la defensa de la libertad. Hoy Róger está encarcelado por hacer el bien, encerrado en las peores condiciones», dijo su esposa en un video divulgado por la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), una organización opositora de la que Roger Reyes es miembro del Consejo Político.
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Róger Reyes fue apresado en las inmediaciones de la gasolinera Puma de la Pista Suburbana el 20 de agosto de 2022. El Ministerio Público, controlado por la dictadura de Daniel Ortega, acusó a Reyes, de 36 años, de «realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Nicaragua».
Durante su encierro, Reyes ha desarrollado enfermedades como constipación, depresión y problemas de insomnio, males que no padecía previo al cautiverio del que es víctima del régimen Ortega-Murillo.
Los niños y las niñas tienen derecho de ver a sus padres, como está consignado en el Código de la Familia. La ley establece que los padres, madres, hijos e hijas deben mantener comunicación y que este derecho no se extingue porque los progenitores estén en prisión.
La justicia orteguista condenó a diez años de prisión a Róger Reyes por el supuesto delito de «conspirar para cometer menoscabo contra la integridad nacional». También fue inhabilitado para ejercer cargos públicos hasta el cumplimiento de su pena.