El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo presentó acusación formal contra el sacerdote Óscar Danilo Benavidez, párroco de la iglesia Espíritu Santo, en Mulukukú, Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, quien fue secuestrado por la Policía orteguista el pasado 14 de agosto, tras celebrar la santa eucaristía.
En el sistema de causas del Poder Judicial, las autoridades no especifican la naturaleza del delito que le adjudican al religioso, pero indican que la «víctima» es el Estado. La acusación fue presentada el ocho de septiembre.
El fiscal orteguista Manuel de Jesús Rugama Peña fue el encargado de presentar la acusación contra el sacerdote. La causa será procesada en el juzgado décimo de lo penal con la jueza Gloria Saavedra Corrales.
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El padre Óscar Danilo Benavidez, originario del municipio de San Isidro, Matagalpa, fue detenido arbitrariamente por los agentes oficiales en horas de la tarde del pasado 14 de agosto, luego que el religioso terminó de celebrar misa en la capilla concepción de María, que está cercana a la estación policial del municipio, informó a Artículo 66 una fuente cercana al sacerdote, en condición de anonimato.
«El padre salió en su vehículo; avanzó unas tres cuadras, cuando fue interceptado por una patrulla —policial—, lo sacaron y lo montaron a la otra camioneta. La Policía bloqueó las tres calles», dijo.
Asimismo, se conoció que el arresto arbitrario se dio tras la homilía del sacerdote donde habló acerca del profeta Jeremías, quien fue objeto de oprobio por los poderosos de la época, quienes lo acusaron de atentar y crear zozobra entre el pueblo.
«La lectura del profeta Jeremías, el padre la basó en la situación actual que vive Nicaragua. El padre dijo que no iba a callar, que él iba a decir lo que se está viviendo y la manera que se está viviendo», relató la fuente.
«El padre no había sido amenazado anteriormente, ni mucho menos era perseguido, pero ellos —el gobierno de Ortega — manda a gente de civil a escuchar la homilía. Al parecer no les gustó la prédica y el temple que tuvo al momento de predicar ese domingo», añadió.
Por su parte, la Diócesis de Siuna adujo desconocer los motivos de la detención del sacerdote y pidió a los fieles católicos a unirse en oración «por nuestro hermano presbítero Oscar Benavidez, que su única misión es y ha sido la de anunciar la buena nueva de Jesucristo, que es palabra, vida y nueva salvación para todos».
Sacerdotes y seminaristas acusados formalmente
Recientemente, la justicia de Ortega también acusó formalmente a sacerdotes, seminaristas y un camarógrafo que acompañaron a monseñor Rolando Álvarez en la Curia Episcopal de Matagalpa, asaltada el pasado 19 de agosto.
Al igual que al padre Óscar Danilo Benavidez, las autoridades no especifican la naturaleza del delito que les adjudican a los religiosos. En la acusación tampoco se refiere al proceso «arbitrario» al que ha sido sometido el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.
Los procesados por el régimen de Ortega son el primer y segundo vicario de la catedral de San Pedro, de Matagalpa, José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, respectivamente; así como los sacerdotes Ramiro Tijerino—rector de la Universidad Juan Pablo II—y el padre Raúl Vega González.
Enfrentan la misma situación los seminaristas Darvin Leiva y Melkin Centeno Sequeira, al igual que el camarógrafo Sergio Cárdenas, los que permanecieron junto a monseñor Álvarez en la sede episcopal desde el cuatro de agosto.
La dictadura de Nicaragua se ha ensañado contra la Iglesia católica. A los sacerdotes y obispos los ha tildado de «diabólicos» y «traidores». Poco a poco, Ortega ha ido engrosando la lista de sacerdotes presos, hasta el momento son más de diez religiosos que están siendo parte de procesos judiciales en su contra y dos ya fueron condenados.