El cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, conmemoró este domingo, cuatro de septiembre, 29 años de haber sido construida la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María de Managua, las más profanada por el régimen de Daniel Ortega.
«Estamos presentes hoy en nuestro templo madre, celebrando esta eucaristía en acción de gracias por el 29 aniversario de haber sido dedicada, consagrada y bendecida», expresó el prelado.
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Recordó que tras el terremoto de 1972, la primera catedral destruida, no se contaba con un «templo madre». «Su eminencia, el cardenal Miguel Obando no tenía una sede permanente para manifestar su magisterio como es la Iglesia catedral, pero él, en su sencillez y humildad tomó a iglesia de Santo Domingo de Guzmán, para tomarla como su catedral temporal; allí pasó 17 años manifestando su magisterio y acompañando esta devoción que se le había encomendado», señaló el arzobispo.
Relató que para el año 1990 se comenzó a buscar un terreno para construir la nueva catedral. «Se buscaron varios lugar, pero en el 90, con el cambio de gobierno, se le ofreció este terreno y el cardenal Obando lo aceptó; a partir del año 91, se comenzó a realizar los trabajos de estudios y de construcción para consagrar esta catedral que prácticamente el tres de septiembre de 1993 se concluyó esta hermosa obra y que hoy, 29 años después, nosotros damos gracias al Señor por tener en nuestra arquidiócesis nuestro templo madre».
«La catedral, casa de plegaria y súplica, de culto y de adoración; de gracia y santificación. La catedral es el lugar donde el pueblo católico acude para encontrarse con el Dios vivo y verdadero y también para experimentar la imagen visible del temo vivo que somos cada uno de nosotros», agregó.
Enfatizó que la catedral fue construida para «ofrecer sacrificios espirituales (…) Recordemos todos que somos templos y sagrarios del Espíritu Santo y en base a este edificio estará como garantía y paternidad la piedra angular, escogida y preciosa, cuyo nombre es Jesucristo y que nada ni nadie la podrá destruir como es su promesa».
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Remarcó que la catedral es la «iglesia madre» de las 118 parroquias de la arquidiócesis. «Aquí se respira el amor de Dios, el perdón, la fraternidad y conciencia de ser una Iglesia sinodal y que camina junto a sus fieles…».
En cuanto a la capilla de la Sangre de Cristo, incendiada el 31 de agosto de 2020, y que fue calificado por la Iglesia como un «acto terrorista», Brenes dijo que son muchos los feligreses que llegan a visitar «y postrarse ante la venerada imagen de la Sangre de Cristo y participar de otras actividades».
El religioso concluyó afirmando que la catedral es un lugar donde se promueve el perdón, la reconciliación, la fraternidad, la buena convivencia y evangelizar desde el seno de esta sede arzobispal».
Catedral de Managua, vandalizada y profanada
En la historia de la nueva catedral de Managua, ha sido objeto de profanaciones por parte de la dictadura de Ortega; las más recientes fueron el 18 de noviembre de 2019, cuando turbas orteguistas se tomaron el templo donde habían madres de presos políticos que realizarían una huelga de hambre. Los adeptos del régimen golpearon a religiosas y sacerdotes.
Luego, el tres de marzo de 2020, durante la misa de cuerpo presente del poeta Ernesto Cardenal, simpatizantes del Frente Sandinista acudieron al templo con banderas rojinegras y vociferaron contra los presentes. Posterior, agredieron y robaron a opositores, periodistas y a quienes custodiaban el féretro del poeta.
el 31 de julio, un sujeto —según testigos— lanzó una botella en la capilla de la Sangre de Cristo en la catedral, y provocó un incendió que redujo a cenizas la venerada imagen del pueblo católico.
En esa ocasión, la vicedictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, dictaminó que fue producto de «el calor y de una velas que estaba en el interior», versión que fue secundada por la Policía, aunque el cardenal Leopoldo Brenes señaló la acción como un acto «terrorista planificado».
La catedral de Managua es uno de los templos más asediados por la paramilitares y la Policía orteguista. oficiales del régimen se mantienen apostado por más de 12 horas en las afuera del edificio religioso.