La Conferencia de Provinciales de Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) envío una carta a las comunidades, instituciones y personas católicas de Nicaragua debido al «miedo, la frustración y hasta la desesperanza» que alberga a los religiosos debido a la persecución impuesta por el régimen en el país.
«Constantemente recibimos desde Nicaragua noticias e imágenes de personas arbitrariamente detenidas, desaparecidas, torturadas y asesinadas; de organizaciones civiles clausuradas, de manifestaciones reprimidas, de comunidades cristianas con pastores a los que se impide su labor y se les asedia como si fuesen delincuentes, de muchos medios de comunicación silenciados, de miles de nicaragüenses que abandonan el país y buscan refugio en otros horizontes. Nos duele profundamente que se reprima y restrinjan los derechos de personas e instituciones que solo buscan el bien del país», refiere la misiva enviada este dos de septiembre.
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Los jesuitas reiteran que no les es fácil «imaginar el miedo, la frustración y hasta la desesperanza que puede tentarles. Les pedimos que no desfallezcan; que encuentren en el Maestro Jesús toda la fuerza necesaria para afrontar estos momentos; que acojan el Espíritu de discernimiento para que les ayude a mantenerse en pie y, con un amor inteligente, responder al desafío de construir un mañana de justicia y de reconciliación».
Los católicos se dirigieron a «los responsables de tanta muerte y violencia en diversos países del continente, pero particularmente en Nicaragua para pedirles, para rogarles, para exigirles en Nombre de Dios- como monseñor (Arnulfo) Romero, que: cese la represión; que dejen de detener a quienes no piensan como ellos, que dejen de acallar las voces disidentes, que dejen de echar del país a quienes no responden a sus intereses. Es posible que nuestra voz no llegue hasta esas autoridades, que las malinterpreten y las tergiversen, o que no nos hagan caso alguno», expresa la carta.
La condena por la represión contra la Iglesia católica en Nicaragua se ha generalizado a nivel nacional e internacional. Organizaciones sociales y la comunidad internacional han exigido a Daniel Ortega detener su persecución contra líderes religiosos, sin embargo su régimen sigue sin hacer caso a los cuestionamientos, más bien ha arreciado la represión.
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Recientemente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señaló que estos actos de la dictadura son parte de un contexto sistemático de persecución, criminalización, hostigamiento, asedio policial y declaraciones estigmatizantes por parte de las más altas autoridades del Estado. Según el organismo, esto es producto del papel crítico de la Iglesia al denunciar las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el marco de la crisis en el país y por haber mediado un diálogo nacional en 2018.
Por su parte, los jesuitas continuaron expresando que «la esperanza y la confianza de que la verdad y la justicia triunfan siempre sobre la mentira y la opresión, y abren caminos de participación y de reconciliación. Seguramente esto no llegará pronto ni será fácil. Por eso, les repetimos: ¡no pierdan el ánimo, no pierdan la fe, no pierdan la esperanza, perseveren haciendo el bien y buscando la justicia!».
Reiteran que continuarán apoyando «con los medios que están en nuestras manos y por los cauces que nos sean posibles a las comunidades, presencias e instituciones de la Compañía de Jesús en Nicaragua».