Por tercer día consecutivo, el régimen de Nicaragua continuó mostrando a los presos políticos en el Complejo Judicial Central de Managua. En este nuevo bloque fue presentada la opositora, de 70 años, Violeta Granera, quien después de más de un año de encierro ha perdido mucho peso y su condición física se refleja deteriorada.
La activista nicaragüense lleva cerca de 15 meses encarcelada en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Nuevo Chipote», donde ha sido sometida a tratos crueles, inhumanos y degradantes, según denuncias de sus familiares, que a su vez han reflejado la preocupación por el riesgo que corre Granera al ser una mujer de la tercera edad con enfermedades crónicas.
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La activista fue condenada a ocho años de prisión e inhabilitada a ocupar cargos públicos por el juez Quinto de Distrito Penal de Juicios, Félix Ernesto Salmerón Moreno. La Fiscalía la acusó de supuestamente «conspirar para cometer menoscabo a la integridad nacional».
El régimen de Ortega enjuició a Granera junto a los aspirantes a la Presidencia Arturo Cruz, Juan Sebastián Chamorro y Félix Maradiaga, el empresario José Adán Aguerri, el veterano político José Pallais y la dirigente de la Unidad Nacional Azul y Blanco, Tamara Dávila.
El proceso judicial contras los siete rehenes de la dictadura se realizó durante siete maratónicas audiencias. Las pruebas que presentó la Fiscalía se basaron en mensajes de WhatsApp entre los presos políticos, actas de allanamientos y artículos incautados a los detenidos en sus viviendas como celulares, memorias USB, computadoras y otros objetos personales.
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Los parientes de la opositora han denunciado que se ha sentido débil físicamente, «que su cuerpo está deteriorándose y que hay mañanas en las que le es muy duro levantarse». Han solicitado a las autoridades judiciales del régimen de Ortega y Murillo que se le cambie el régimen penitenciario a arresto domiciliario, «el cual está estipulado por ley debido a su condición de persona valetudinaria».
Además, aseguran tener temor de que pueda agravarse su salud y que no sea atendida como es debido. «Nosotros sus hijos y familiares nos sentimos orgullosos de su fortaleza espiritual, pero estamos sumamente alarmados por su condición física. Nuestra madre tiene 70 años, múltiples problemas de salud crónicos, el deterioro es evidente», resaltaron.