Familiares en el exilio de presos políticos piden al régimen de Ortega que les permitan a sus hijos poder ver a sus padres por videollamada, como lo establece la Ley. Los opositores encarcelados y sus familiares han realizado acciones y campañas en las que demandan que se les permita a los menores poder comunicarse regularmente cada 15 días.
«Los familiares de las personas presas políticas en Nicaragua que tienen hijos e hijas fue del país, demandamos se otorgue llamadas vía Zoom u otra plataforma, conforme a lo que ordena la normativa de la LEY 473», expresó Berta Valle esposa del opositor encarcelado Félix Maradiaga que se encuentra recluido en la Dirección de Auxilio Judicial en Managua.
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Los familiares de los encarcelados que se encuentran dentro del país y organizaciones defensoras de derechos humanos han iniciado una campaña virtual para que puedan recibir visitas de sus hijos. La iniciativa toma como ejemplo el caso de la presa política y dirigente de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab), Tamara Dávila, quien vive una separación forzosa con su hija de seis años, acción ordenada por la dictadura.
Dávila pasó más de 14 meses sin tener ningún tipo de contacto con su pequeña desde que fue apresada en su vivienda el doce de junio de 2021. Fue acusada y condenada a ocho años de prisión por el supuesto delito de «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional» y «traición a la patria».
Esta misma situación también la viven los presos políticos Miguel Mora, Miguel Mendoza, Suyen Barahona, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro y Róger Reyes. A todos ellos se les ha negado el derecho de comunicarse por cualquier mecanismo con sus vástagos.
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«Todas las presas y presos políticos tienen derecho a ver a sus familiares. Este régimen ha violentado sistemáticamente ese derecho que está planteado en la legislación nicaragüense y esto es especialmente grave en el caso de las niñas y los niños y las personas discapacitadas. Las penas que son injustas no deben extenderse a la familia, no se puede castigar a los niños y a las niñas al castigar al padre o la madre», dijo la opositora Ana Quirós, miembro del Consejo Político de la Unab.
El único mecanismo que ha sido efectivo para que los presos políticos Tamara Dávila y Miguel Mora pudieran ver a sus hijos el pasado sábado, 20 de agosto, fue una huelga de hambre. El régimen cedió y dejó que ambos reos de conciencia pudieran encontrarse con ellos después de 15 meses bajo una separación forzosa.