En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, la portavoz de Joe Biden, Karine Jean-Pierre, afirmó que el presidente de Estados Unidos considera «inaceptable» las acciones de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra la Iglesia católica como la persecución religiosa y el encarcelamiento de una decena de sacerdotes, entre ellos el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien le impusieron de facto «arresto domiciliario» en la casa de sus padres en Managua.
«Ha habido un deterioro dramático respecto a los derechos democráticos por parte del régimen en Nicaragua, que está poniendo en la cárcel a líderes democráticos, a estudiantes y periodistas. La administración de Biden y de (Kamala) Harris considera esto inaceptable y condena estas acciones», aseveró la secretaria de prensa de la Casa Blanca respondiendo a las consultas de periodistas.
La funcionaria de la administración norteamericana aseguró que el gobierno de Joe Biden está ejecutando una serie de medidas por la grave situación de violación a los derechos humanos, civiles y políticos del pueblo nicaragüense a manos del binomio dictatorial Ortega Murillo. Según la portavoz, EE.UU. y los miembros de la comunidad internacional ya han tomado medidas para promover la rendición de cuentas y continuarán empleando más acciones de las que no ofreció detalles.
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Las declaraciones de la portavoz de la Casa Blanca se dan a una semana del encierro forzada del obispo de la Diócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, sin que hasta ahora se le hayan formulado cargos en su contra. Álvarez, también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, fue sustraído la madrugada del viernes pasado, 19 de agosto, por agentes policiales de la sede episcopal de Matagalpa junto con cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo, después de haber estado 15 días confinados por la fuerza.
La Policía Nacional, que dirige Francisco Díaz, consuegro del presidente Ortega, acusa al alto jerarca de intentar «organizar grupos violentos», supuestamente «con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales», aunque de momento no han ofrecido pruebas. Álvarez es el primer obispo arrestado desde que el sandinista Daniel Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007 tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990. Otros nueve sacerdotes también están en las cárceles de la dictadura.
La Policía también ha ingresado por la fuerza, allanado y profanado parroquias y capillas en todo el país, ha impedido a los feligreses recibir la eucaristía dentro del templo y sitiado a otros sacerdotes en sus iglesias. También prohibió a la Arquidiócesis de Managua realizar una procesión con la imagen peregrina de la virgen de Fátima.