La Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab) demandó al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo un «¡Alto a la escalada represiva!» tras los recientes acontecimientos de persecución religiosa a los obispos y sacerdotes de la Iglesia católica; medios de comunicación independientes; organizaciones no gubernamentales y a la oposición que resiste desde Nicaragua.
En conferencia de prensa, la organización opositora señaló que esta nueva arremetida de la dictadura Ortega-Murillo «se inscribe en su afán totalitario de eliminar cualquier espacio independiente» que busca coartar la libertad religiosa, de asociación y de expresión que están consignadas en la Constitución Política de la República de Nicaragua.
«La expresión más relevante de esta escalada ha sido el allanamiento el pasado viernes 19 de agosto, de la Curia Episcopal de Matagalpa, seguido del apresamiento del obispo Rolando Álvarez y sus seis acompañantes, entre ellos cuatro sacerdotes, después de dos semanas de encierro cercados por las fuerzas policiales del régimen», dijo Enrique Martínez, miembro del Consejo Político de la Unab.
Las demandas de la Unab
La organización opositora reitera sus demandas a la dictadura como la liberación de todas las personas presas políticas, que ya sumarían más de 200, el fin del aislamiento, los tratos crueles, inhumanos y degradantes mientras no sean liberados. «El estado de excepción de hecho se mantiene en todo el territorio nacional y el régimen, incapaz de gobernar, solo reprime mediante la utilización de la fuerza bruta», afirmó Martínez de la Unab.
También exigieron a Ortega el «cumplimiento cabal e inequívoco de los compromisos suscritos por el régimen en el frustrado diálogo de marzo del 2019 y el retorno seguro y con garantías, de todos los exiliados».
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La Unab agradeció al papa Francisco su atención a la situación que vive Nicaragua en los últimos meses, principalmente por el secuestro del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez. Los opositores expresaron su solidaridad con el purpurado, los diez sacerdotes encarcelados por la dictadura y la feligresía católica que es privada de la presencia física de sus pastores que están en cautiverio.
Además, renovaron su llamado a la comunidad internacional a actuar con contundencia frente a la gravedad de los hechos que ocurren en Nicaragua, trascendiendo de las declaraciones a las acciones de debilitamiento hacia la dictadura.
En su escalada represiva contra la Iglesia, la dictadura ordenó asediar sacerdotes, profanar capillas, cerrar medios de comunicación católicos y encarcelar en su casa en Managua al obispo de Matagalpa.