«Nicaragua está polarizada», así inicia la cuarta entrega de una serie de reportajes que retrata la situación del país. Las piezas periodísticas fueron elaboró el periodista Otoniel Martínez, de TV Azteca, de México. El periodista llegó al país como turista y logró infiltrarse en varios puntos dominados por la Policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, incluso conversó en la Avenida Bolívar con algunos comerciantes que le juraron lealtad al «comandante Daniel» y aseguraron que de ser necesario empuñarían las armas para defender al dictador.
El periodista relata que la mayoría de los nicaragüenses rechaza la gestión gubernamental de Ortega y Murillo, pero que ellos mismos crean sus encuestas para ubicarse con un alto nivel de aprobación. «Lo único visible son los simpatizantes de este gobierno. La oposición está oculta, en el exilio, en una casa de seguridad o silenciada por el miedo», describe.
En esta entrega visitó el departamento de Matagalpa en busca de entrevistas con opositores, el conductor que le sirvió de guía en el país le advirtió que en el lugar donde están hay presencia de paramilitares, las fuerzas de choque de la dictadura que usa para intimidar a la población y sembrar el terror.
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«El sistema en el que estamos es muy conflictivo con esta dictadura que tenemos porque nadie quieres perder su trabajo, su vivienda ni salir del país», comenta el ciudadano identificado como dirigente opositor.
—«¿Qué son capaces de hacer, se queda en una amenaza o hasta donde pueden llegar para callarte?», pregunta el periodista.
—«Aquí te pueden llegar a matar», responde sin titubeo el hombre sentado en el borde de una cama en su vivienda.
—«¿Por qué tú sí te atreves a hablar?», consulta el comunicador.
—«Porque sí. En realidad, no voy a bajar mi voz, porque en cualquier rato Ortega cae», contesta rápidamente.
—«¿No tienes miedo de que te toque?», espeta Martínez.
—«No tengo miedo, el miedo ya lo perdí… aún duele respirar. Nicaragua no respira», enfatiza el opositor en referencia a las últimas palabras de Alvarito Conrado, el adolescente que falleció en los primeros días de protestas.
La muerte civil de los opositores
La nota también documenta la muerte civil que el régimen Ortega Murillo aplica a los opositores que aún están dentro del país. Una docente comentó que el Ministerio de Educación (Mined) la despidió de su puesto de trabajo en agosto de 2018 tras su participación en la revuelta cívica.
La mujer ha recibido amenazas de parte de la Policía. Entre lágrimas contó que logró conseguir una plaza de docente en un colegio privado, pero que el Mined exigió al director del centro de estudios que la despidiera. Otra vez quedó en el desempleo.
«Donde voy a buscar trabajo mis puertas se cierran. Busqué para limpiar casas y lo mismo, llegan a decirles a esas personas que me tienen que sacar. A mi casa no puede llegar nadie porque ya llega la Policía. Creen que estoy haciendo reuniones en contra de ellos, cosas así», dijo la mujer con la voz quebrada.
Un médico explicó que el dominio del Frente Sandinista se da desde los niveles más bajos, a través de los Consejos de Liderazgos en los barrios. Ahí hay personas que se encargan de vigilar y «fichar» a quienes consideran opositores a Ortega y Murillo.
«Aquí hay hombres y mujeres que aman esta patria, la patria de (Augusto C.) Sandino y nosotros queremos a esta madre que se llama Nicaragua. No vamos a dejar que la mancille nadie. Aquí nosotros no andamos con rencores, solo que nos pongan de frente», dijo un militante sandinista que lo encontraron en un parque.
«Sí se van a ir (los opositores), garantizado se van a ir en bolsa plástica (muertos). Y no es amenaza. Es una promesa. Se quedan acá (en Nicaragua) y sus cabezas en las montañas las vamos a enterrar», concluyó el adepto de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.