La Policía mantiene sitiado el municipio de Mulukukú, luego que la tarde del domingo, 14 de agosto, fuera detenido y desaparecido el padre Óscar Benavidez, párroco de la iglesia Espíritu Santo, así lo denunciaron a Artículo 66 fuentes en condición de anonimato.
«Desde anoche —domingo— andan dos patrullas llenas de antimotines y hoy en la mañana la presencia policial ha aumentado en toda las calles del municipio», reveló la fuente.
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En fotografías facilitadas a este medio de comunicación se observan a las fuerzas policiales en varias partes de Mulukukú portando fusiles AK-47, tipos de armas que ha portado la institución con mayor notoriedad desde las protestas sociales contra el régimen nicaragüense.
De manera extraoficial se conoció que el objetivo del aparato represor de la dictadura de Ortega es acechar a las personas que anduvieron en las protestas sociales de 2018.
Desde inicios de agosto, el gobierno de Ortega ha arreciado su asedio contra la Iglesia católica especialmente contra religiosos de Matagalpa y de otras zonas del norte del país. Primero arremetieron contra el padre Uriel Vallejos, luego contra monseñor Rolando Álvarez, cuyo asedio ha persistido durante 12 días.
La mañana del domingo, 14 de agosto, la Policía orteguista quitó la licencia de conducir al padre Fernando Calero, párroco de Rancho Grande, además le impidió salir hacia Matagalpa para recibir a la imagen de Nuestra Señora de Fátima.
Prédica del padre Benavidez pudo ser el motivo de la detención
Por otra parte, aunque se desconocen las causas por las que Benavidez fue detenido el padre Benavidez, se supo que el arresto arbitrario se dio tras la homilía del sacerdote donde habló acerca del profeta Jeremías, quien fue objeto de oprobio por los poderosos de la época, quienes lo acusaron de atentar y crear zozobra entre el pueblo.
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«La lectura del profeta Jeremías, el padre la basó en la situación actual que vive Nicaragua. El padre dijo que dijo que no iba a callar, que él iba a decir lo que se está viviendo y la manera que se está viviendo», relató la fuente.
«El padre no había sido amenazado anteriormente, ni mucho menos era perseguido, pero ellos —el gobierno de Ortega — manda a gente de civil a escuchar la homilía. Al parecer no les gustó la prédica y el temple que tuvo al momento de predicar ayer domingo», añadió la fuente.
El sacerdote Óscar Benavidez es originario de San Isidro, Matagalpa, tenía un poco más de tres meses al frente de la parroquia Espíritu Santo, en Mulukukú. Sus feligreses han expresado que es una persona muy querida en el pueblo.
Al cierre de esta nota se supo que el asedio policial y paramilitar continúa en Mulukukú. Hasta el momento no hay una información oficial acerca de la situación que atraviesa del prelado.