La Conferencia Episcopal de Colombia mostró su solidaridad y acercamiento con la Iglesia de Nicaragua por el recrudecimiento del hostigamiento que han sufrido sus líderes religiosos a manos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La misiva con fecha del 14 de agosto se da luego del ataque contra monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, noticia que se ha extendido por diferentes partes del mundo debido a la cárcel de facto impuesta por la Policía orteguista, bajo la excusa que lo «investigan» de «crear zozobra en la población».
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«Los obispos católicos de Colombia, en unión con todos los fieles del pueblo de Dios de nuestra nación, saludamos a la hermana Iglesia que peregrina en Nicaragua, deseándoles la paz de parte de Dios, nuestro Padre», destaca la Conferencia episcopal colombiana.
La CEC enfatiza que la situación a la que es sometida la Iglesia católica nicaragüense «nos desconcierta y nos duele. Sabemos de las dificultades que están viviendo por manifestar libremente sus expresiones de fe y culto, así como la falta de garantías para ejercer sus derechos fundamentales».
Los obispos colombianos afirman que como «miembros de la misma Iglesia de Cristo» agradecen el trabajo de los sacerdotes en Nicaragua que sigue resintiendo a la embestida del gobierno de Ortega. Además, aducen sumarse «a las diversas voces que a nivel mundial se han expresado frente a las hostilidades que sufre la Iglesia en Nicaragua».
Por su parte, monseñor Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, expresó que siguen solidarios con la Conferencia Episcopal de Nicaragua. «Les hemos manifestamos que estamos muy preocupados, que nos duele mucho lo que está sucediendo allí con la Iglesia», recalcó.
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«Nos duelen esos hostigamientos; nos duelen también esos signos de persecución y de violación de los derechos humanos que impiden la expresión de la fe en Jesucristo el Señor. Él es el Rey de la paz, él no invita a la reconciliación y por eso les estamos expresando desde Colombia nuestra unidad, con todos los fieles laicos y con los hermanos obispos de Nicaragua», señaló el religioso.
Al final del escrito, los religiosos concluyeron que continúan sus oraciones por todos los que son perseguidos, marginados y silenciados. «Elevamos nuestras súplicas a la Virgen María, concebida sin pecado, para que ella acompañe con su maternal amor a todos los nicaragüenses y les permita alcanzar la gracia de la reconciliación, la paz y la libre expresión de su fe en Jesucristo»