El escritor Salman Rushdie, atacado el 12 de agosto con un puñal por un joven durante una conferencia en el noroeste del estado de Nueva York, sobrevive con respiración asistida, dijo su agente, Andrew Wylie, en un mensaje al diario The New York Times.
“No hay buenas noticias -dijo el agente- Salman perderá probablemente un ojo y tiene cortados los nervios de un brazo, y el hígado también fue apuñalado y está dañado”.
Poco antes de esta declaración, la Policía del estado de Nueva York reveló que el escritor había sido ingresado en el Hospital Eire, en Pensilvania, donde Rushdie “seguía en el quirófano” seis horas después del ataque, lo que da idea de la gravedad de su estado.
El agresor, que ha sido detenido, es un joven de 24 años de nombre musulmán, Hadi Matar, y residente en Nueva Jersey. Por el momento, aún no ha revelado los motivos de su ataque, que se produjo a las 11 de la mañana local cuando Rushdie se disponía a participar en una conferencia sobre las ciudades refugio.
Desde 1989 pendía sobre Rushdie una condena a muerte, cuando el ayatolá Jomeini de Irán pronunció una fetua para condenar la publicación de su libro Versos Satánicos, considerado blasfemo por sus críticas al islam.
Además, el texto fue prohibido en la India, Pakistán, Egipto, Arabia Saudí y Sudáfrica.
Pese a que Rushdie, de 75 años, se retractó públicamente y redactó una declaración en la que manifestó entonces su adhesión al Islam (su religión original), la fetua no fue levantada.
La causa contra el escritor despertó gran interés internacional y en 1989 se creó el Comité Internacional para la Defensa de Rushdie y de sus editores, del que formaron parte The Financial Times, The Guardian, The Independent, Le Monde y El País.
Ni las presiones internacionales ni las donativos de Rushdie con motivo del terremoto que asoló Irán aquel mismo año, sirvieron para calmar el ambiente.
Por aquel entonces decía: “Soy musulmán. Este es un asunto de conciencia y no corresponde a ningún ser humano cuestionarlo”, escribió Rushdie en una carta al diario londinense The Independent en 1991, después de que dos líderes islámicos dijeran que su vinculación con el Islam era inaceptable porque no había retirado la novela.
Su relación con la religión fue cambiando con los años, cada vez con mayor distanciamiento y en una entrevista de 2006 con Bill Moyers se describió como un “ateo de línea dura”.