La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, aseguró que su régimen no se dejará someter por países que «intentan dominar e intervenir» en los asuntos internos del país.
«¡Cuántas batallas hemos librado contra la intervención, los intentos de dominio, contra todos los que han querido someter a Nicaragua! Sabemos que por gracias de Dios no lo han logrado, ni pudieron ni podrán; porque aquí estamos», dijo Murillo, en su intervención por los medios oficialistas de este miércoles, 10 de agosto.
Además, reiteró que su dictadura no permitirá «jamás, nunca más» que les arrebaten «la paz» que han construido en Nicaragua en los últimos años.
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«Sabemos que el porvenir nos pertenece, porque somos un pueblo bueno, dedicado, devoto, amoroso, generoso, bondadoso; un pueblo que no se dejará jamás, nunca más arrebata la paz», señaló la vicemandataria.
Rosario Murillo alegó que el pueblo nicaragüense «apoya» que su régimen luche por mantener «la paz» en el país. «Esa es la decisión irrevocable de las familias nicaragüenses en todas partes, porque es con paz, con cariño, con seguridad, que tenemos estabilidad y que tendremos cada vez más prosperidad», sostuvo.
Por su parte, la administración de Ortega-Murillo ha escalado la represión y persecución contra los líderes de la Iglesia católica en Nicaragua, argumentando que lo hacen para mantener la «estabilidad, la paz, la seguridad» del país.
De tal manera, la Policía al servicio de la dictadura ordenó abrir una «investigación» contra monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, por supuestamente «organizar grupos violentos» e incitarlos a ejecutar «actos de odio para «desestabilizar al Estado de Nicaragua».
Además, Murillo amenazó indirectamente con cárcel a Álvarez, aplicándole sus leyes represivas creadas por considerar que «provocan y hacen ostentación de impunidad».