Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, expresó durante su homilía de este viernes que «a la virgen santísima nos confiamos los seis sacerdotes y los seis fieles laicos que se encuentran con nosotros retenidos». El religioso se refiere al encierro al que han sometido policías por orden de Daniel Ortega a él y otros religiosos, a quienes no permiten moverse de la Curia Episcopal de esa ciudad.
El prelado Informó que después de más de 48 horas de asedio, la vía de circulación frente a la sede episcopal continúa cerrada y bloqueada por las fuerzas represora de la Policía al servicio del régimen de Nicaragua.
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«La puerta principal como el garaje igualmente están igualmente bloqueados por los antimotines; sin embargo, aún en esta situación, nosotros mantenemos nuestra alegría, nuestra fuerza y nuestra paz interior», denunció Álvarez.
Pese a la ola represiva de Ortega en su contra, el religioso afirmó que «seguimos manifestándole al mundo que gracias al Espíritu Santo somos hombres y mujeres con capacidad de diálogo, de concordia, de entendimiento, de reconciliación, de amistad de fraternidad, de libertad, de paz».
«Somos Iglesia que cree en la esperanza, en el amor y en la fortaleza que nos da Dios; por eso les llamamos —al pueblo nicaragüense— a mantener viva la esperanza, a mantenerse fuerte en el amor y a vivir en la libertad de los hijos de Dios, sabiendo que el Señor cumplirá su palabra (…) El Señor restaurará a Nicaragua», recalcó monseñor.
«Pensamos en el pueblo nicaragüense»
El líder religioso enfatizó que como sacerdotes siguen pidiendo al «Señor de la vida y de la historia que nos continúe dando la gracia de renunciar a nosotros mismos, de tomar nuestra cruz y seguirle, pues el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mía, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierda su vida y que puede dar uno a cambio para recobrarla?».
«Amadísimos hermanos, nosotros los 12 que nos encontramos reunidos en el nombre del Señor en esta capilla de las misericordias en la eucaristía y retenidos por las fuerzas policiales, estamos queriendo desde nuestras pobres y limitadas fuerzas cargar con esta cruz, de renunciar a nosotros mismos», aseveró con aplomo.
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En cuanto a la represión que vive Nicaragua a manos de la dictadura de Ortega, el obispo afirmó que durante el encierro forzado al que está sometido ha pensado en el pueblo nicaragüense.
«Pensamos en el pueblo nicaragüense; no estamos pensando en nosotros mismos gracias al Señor. Nuestra mirada no es autorreferencial, no estamos queriendo salvaguardanos o salvaguardar nuestra vida; estamos en las manos de Dios. Todos los 12 que estamos aquí, somos conscientes que únicamente estamos en sus manos estamos, en las manos del Señor que es todo poderoso y que es el que siempre vence».
«Nuestra oración, nuestro ayuno es por nuestra Iglesia, por todos los sacerdotes de Nicaragua y por nuestra amada patria, para que el Señor nos ayude a todos a buscar juntos ni exclusión, caminos de encuentro y de entendimiento, donde podamos sentarnos a la mesa y el lugar principal de ella lo ocupen los pobres, los campesinos, los trabajadores, los obreros, los descartables, los desposeídos y los sencillos, viéndonos como hermanos y de un mismo padre», recalcó.
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Álvarez concluyó que siguen orando por la Policía de Ortega, quien les prohíbe salir de la Curia Episcopal. «Seguimos pidiendo al Señor que les bendiga sus vidas, sus matrimonios, su familia, sus trabajos; que el Señor les bendiga sus alimentos, que el Señor les bendiga sus pasos, que el Señor derrame su bendición sobre ellos».
Pese a las actuales agresiones contra monseñor Álvarez, el papa Francisco o el Vaticano siguen sin pronunciarse. Hasta el momento, la dictadura mantiene a dos sacerdotes presos , a los que ha acusado de delitos comunes.