El preso político Miguel Mora Barberena lleva 35 días en huelga de hambre como protesta porque las autoridades de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), en Managua, no le permiten ver a su hijo, Miguel Mora Chávez, conocido como «Miguelito», de 21 años, quien tiene una discapacidad motora.
La noticia de la decisión del también dueño del Canal confiscado 100% Noticias, la dio a conocer recientemente su esposa, la periodista Verónica Chávez, tras la última visita que le hiciera el 23 de julio. Chávez señaló además que Mora demandó el acceso a una Biblia.
Tras conocer la situación que atraviesa Mora, su esposa dijo a Artículo 66 temer por las repercusiones en su salud que puede presentar por abstenerse a ingerir alimentos solidos, dependiendo únicamente de agua y suero.
«Cómo familia estamos sumamente preocupados, pensando en las repercusiones que pueda tener Miguel (Mora); lo único que me queda es aferrarme más a Dios y orar,, porque la verdad que después de un año —detenido— Miguel está desesperado», señaló Chávez.
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«Esta decisión —de Miguel Mora— no ha sido antojadiza e irresponsable, sino porque es un año que tiene de no ver al niño Miguelito», añadió Chávez, quien aseguró que ya se han hecho varias solicitudes a las autoridades del nuevo Chipote, como es conocida la DAJ, sin obtener respuesta positiva.
«Ante esta situación mi esposo se ha visto forzado a recurrir a esta medida extrema como es la huelga de hambre, poniendo en riesgo su vida (…) Estoy preocupada, primero por la impresión que me dio saber esa noticia y segundo porque no sé cómo está, no sé si lo están chequeando», expresó preocupada Chávez.
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Resaltó que en este año y 45 días de secuestro, el exaspirante presidencial ha perdido más de 30 libras de peso. «En la última visita que se nos permitió —a los familiares— le dije: `idiay, te veo más delgado ¿no estás comiendo?` y fue en ese momento cuando me dio la noticia», contó.
Miguelito con repercusiones emocionales
En cuanto a la situación de Miguelito por no ver a su padre, Chávez señaló que «si para nosotros que no tenemos dificultades ha sido muy duro, ahora imagínate para un niño con discapacidad, donde su mundo era su papá; el mundo de Miguelito solo somos su familia», dijo con su voz entrecortada.
«Miguel es un padre entregado a su hijo, era él el que lo llevaba a las terapias, era él quien lo llevaba a las piscinas. Miguelito es lo que es porque su papá se entregó mucho a él…», remarcó.
Enfatizó que como padre, Mora ha sabido sacar adelante a su hijo. «Como matrimonio nos repartíamos las responsabilidades (…) porque los padres debemos estar involucrados en las terapias de Miguelito, pero el niño tiene una relación especial con su papá, sin embargo ahora, gracias a Dios he tratado de asumirlo sola».
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Otras de las situaciones que mencionó preocupada Verónica Chávez son las repercusiones emocionales que está presentando Miguel Mora Chávez. «No quiere comer, solo es llorar y cada vez que le preguntamos por qué está así, él pregunta “¿donde está papá?, llévame donde papá”. A veces se pone hasta molesto, porque cree que nosotros somos lo que no lo queremos llevar».
«Recordemos que Miguelito tienen una discapacidad (parálisis) y a él le dan crisis emocionales y con esto es peor. Lo tenemos que llevar al médico, quien nos manda a hacerle muchas terapias y a tratarlo de sacar adelante, pero es bien difícil cuando la cura está en su papá y no se puede. Ese encuentro está en manos del Estado y de las autoridades judiciales que permitan el derecho a Miguel de ver a su hijo », añadió.
«Miguelito tiene derecho de ver a su papá»
Además, reprochó el hecho de que las autoridades policiales argumentan que el no dejar ingresar al hijo de Mora se debe «a una cosa de logística». «Si bien es cierto, nosotros le decimos Miguelito porque es como un niño, pero legalmente tiene 21 años, entonces no tiene ningún impedimento para ver a su padre».
También aseveró que el régimen de Ortega al no permitir que Mora vea su hijo, la acción se vuelve una discriminación, «porque no encuentro ningún motivo de no permitirlo. Realmente yo quisiera saber por qué no lo hacen», refutó.
Verónica Chávez teme por la salud del Miguelito porque cada vez se vuelve más angustiante el no tener a su padre cerca. «Cuando Miguel me pregunta por el niño, se preocupa mucho y se pone desesperado».
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En comparación al primer encarcelamiento que tuvo Miguel Mora en 2018, donde estuvo recluido por más de seis meses en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «la Modelo», en Tipitapa, la periodista recordó que en ese penal sí se le permito a Miguelito ver a su padre.
«Y en la Modelo sí es difícil, porque las calles son de tierras y uno camina casi un kilómetro hasta llegar a las celdas, y yo iba con Miguelito, y el iba feliz porque le decíamos que íbamos al trabajo donde estaba su papá, pero en El Chipote las calles son adoquinadas y no habría problemas en llevarlo en su silla de ruedas», cuestionó.
Víctima de Ortega
La justicia de Ortega acusó al periodista de presuntamente conspirar «para cometer menoscabo a la integridad nacional» y la jueza Segundo de Distrito Penal de Juicios de Managua, Nadia Camila Tardencilla, lo condenó a 13 años de prisión.
El periodista fue objeto de agresiones, acoso cibernético de adeptos al régimen y desde finales de 2018 le fueron confiscados los equipos, la frecuencia e instalaciones del Canal 100 % Noticias.
Entre diciembre de 2018 a junio de 2019, Mora fue encarcelado por la dictadura bajo cargos de incitar al odio para promover actos terroristas durante las protestas antigubernamentales. Fue liberado seis meses después bajo una polémica ley de amnistía.
En 2020 mostró su interés para correr como candidato a la Presidencia de Nicaragua en las elecciones presidenciales del 2021; fue el candidato por el ilegalizado Partido de Restauración Democrática (PRD), lo que le ocasionó estar nuevamente como objetivo de la dictadura quien nuevamente lo secuestró.
Chávez, quien tiene 23 años de estar casada con el reo político y que ha experimentado en dos ocasiones su ausencia, concluyó que ha sido más de un año difícil. «Es muy doloroso, pero quiero dar testimonio que el único que me ha dado la fuerza es Dios, sin Dios yo no sería nada. Solo Dios es el que me ha dado la fortaleza y la fuerza para levantarme cada día por el niño, por Miguel y por Nicaragua, porque tenemos que seguir orando por la paz de Nicaragua».