La socióloga nicaragüense Elvira Cuadra, que actualmente se encuentra exiliada en Costa Rica, realizó una recopilación sobre los actos represivos de la dictadura de Daniel Ortega. En el informe, denuncia que el régimen de Nicaragua ha instaurado la «represión y el control» como una política pública en Nicaragua que cada vez «adquiere un nivel alto de refinamiento y sofisticación».
Mediante un análisis publicado en el periódico español El País, Cuadra lamenta que exista una «normalización a la violencia que abarca a diferentes sectores sociales. Durante los últimos meses se han incrementado los ataques y la persecución a la Iglesia católica, incluidos obispos de la Conferencia Episcopal. En los últimos días, el Gobierno de Ortega ha ordenado la destitución y asalto (con policías) de cinco alcaldías sin ningún respeto a los procedimientos establecidos en la ley».
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«En lo que va de año, (Daniel Ortega) ha promovido la cancelación de personería jurídica a casi 900 asociaciones sin ánimo de lucro mediante de procedimientos expeditivos, arbitrarios e ilegales. Entre las organizaciones canceladas las hay filantrópicas, educativas y universitarias, científicas, médicas, de desarrollo, de protección del medioambiente, religiosas y defensoras de los derechos humanos. En varios casos, la Policía ha allanado sin justificación los locales y confiscado los bienes de las asociaciones», añadió Cuadra mediante su escrito titulado como «Cartografía de la violencia política de Nicaragua».
La experta en solución de conflictos señala que la situación que atraviesa Nicaragua «se parece mucho a la ficción orwelliana. En el corto plazo, el reto más importante es la liberación de las personas prisioneras políticas para proteger su integridad física y psicológica, además de restablecer las libertades y derechos ciudadanos fundamentales».
Nicaragua lleva cuatro años sumergida en una crisis sociopolítica que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ha dejado al menos 355 muertos, de los que Ortega reconoce 200, y ha llevado al exilio a más de 100.000 nicaragüenses, así como el cierre de medios de comunicación y la cancelación de cientos de ONG.
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La crisis de Nicaragua se acentuó en los comicios de noviembre de 2021, cuando Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.
Ante esto, Cuadra asegura que «la violencia como política y forma de ejercicio del poder no tiene futuro, toda vez que entre la población evidentemente se está acumulando de nuevo un fuerte descontento e insatisfacción, incluso entre los simpatizantes de Ortega. No se necesitan fórmulas mágicas para saber lo que sucederá más temprano que tarde».