Basado en la parábola bíblica del «buen samaritano», quien ayudó a un hombre que había sido golpeado por unos asaltantes, monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, exhortó a que se debe tener compasión de las personas más necesitadas y sin esperar nada a cambio.
En su homilía de este domingo, 10 de julio, desde la Iglesia Santa Agatha en Miami, Estados Unidos, el jerarca católico narró la historia de la biblia, señalando que en la actualidad se vive la misma realidad, donde hay abusadores y maleantes, pero que también existen «buenos samaritanos».
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«Todos estamos en el mismo camino que baja de Jerusalén a Jericó. Es el camino de la vida, en el cual sigue habiendo gente necesitada y maltratada, personas indiferentes que pasan y no hacen nada, y también sigue habiendo bandidos que roban, golpean y hacen daño a las personas», dijo.
En relación a la crisis social, política y económica que vive Nicaragua y a la reciente expulsión de las hermanas de la caridad, de la Orden de Madre Teresa de Calcuta, monseñor Báez señaló que «lamentablemente, hoy estamos escribiendo una segunda parte de esta parábola en algunos de nuestros países, dominados por regímenes inhumanos y crueles».
Aludiendo a la dictadura de Ortega, el obispo afirmó que «los mismos ladrones y maleantes que golpearon al herido de la parábola, hoy maltratan, humillan y le impiden hacer la caridad al buen samaritano y hasta lo expulsan del lugar en donde pretendía ayudar».
El religioso, quien tuvo que salir del país para proteger su vida, tras las constantes amenazas por parte del régimen de Ortega, enfatizó que con las acciones que hace el orteguismo «no solo hieren a la gente, haciendo sufrir y quitando esperanza, sino que impiden que quienes auxilian a los pobres lo puedan seguir haciendo».
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«Hoy vemos a tantos buenos samaritanos y samaritanas expulsados y llorando porque se les ha impedido atender a los más pobres», remarcó, en referencia a las religiosas que tuvieron que abandonar el país tras la cancelación de la personalidad jurídica de la Asociación Hermanas Misioneras de la Caridad, orden creada por Madre Teresa de Calcuta.
Ortega «hiere el corazón del evangelio»
Báez manifestó que al expulsar «a los buenos samaritanos y dejar en desamparo a los pobres», la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo está hiriendo «el mismo corazón del evangelio, en donde están Dios y los pobres».
Agregó que «dejar desprotegida y abandonada a la gente más necesitada, a los ancianos solos, a los niños, a los pobres y a los enfermos, no es solo un acto despreciable e indigno, sino una negación de Dios».

En relación a la cuestionada religiosidad de Ortega y Murillo, monseñor expresó que «quien actúa así, no puede llamarse cristiano, se ha deshumanizado y ha expulsado a Dios de su corazón».
«No hay ley, ni razonamiento humano alguno que justifique a los poderosos impedir la caridad; peor aún, si se impide la caridad para después poder disfrazar de caridad sus acciones egoístas y de propaganda ideológica», remarcó.
La homilía del jerarca católico concluyó aseverando que «el buen samaritano realmente es Jesús mismo quien, movido por la compasión, se ha acercado a nosotros y se ha hecho prójimo de la humanidad postrada y herida. Que nuestra compasión eficaz y nuestra solidaridad haga que la tierra esté habitada de más “prójimos” y de menos “maleantes” y “enemigos”».