El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, aseguró que la misión evangelizadora de la Iglesia es «riesgosa» y que la sociedad en la que vivimos está poblada de «lobos feroces, expertos en violencia e injusticia, que desgarran el tejido social con sus ambiciones y crímenes, hacen sangrar los corazones y roban la alegría y la esperanza a las personas y a los pueblos».
«Jesús no quiere que seamos ingenuos. Estamos rodeados de lobos sanguinarios, feroces y crueles. Sin embargo, no nos dice que huyamos de ellos, no nos pide que guardemos silencio ante su crueldad. No. Jesús nos pide que caminemos en medio de ellos, que anunciemos el evangelio y denunciemos sus crímenes, pero siendo siempre “como corderos en medio de lobos”», dijo en su homilía de este domingo, tres de julio.
Nicaragua vive desde abril de 2018 una crisis social, política, económica y de derechos humanos que ha dejado 355 asesinatos por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, más de 190 personas presas políticas sometidas a torturas y a juicios ilegales; una masiva migración y la desintegración de miles de familias.
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De toda esta situación no se escapa la Iglesia católica. La institución religiosa con mayor credibilidad en el país fue mediadora y testigo de un fallido Diálogo Nacional en mayo de 2018, en los momentos más álgidos de la crisis sociopolítica. La dictadura atacó a los obispos y sacerdotes al acusarlos de «golpistas» por diseñar una hoja de ruta para acabar con la crisis.
«Debemos confiar en la fuerza de la verdad, la bondad y la compasión, pero sin acobardarnos ni callarnos. Los lobos quieren que la Iglesia sea como un grupo de corderos callados y ciegos, insensibles ante los conflictos, las injusticias y el dolor de la gente. No es así como Jesús pensó a su Iglesia», subrayó monseñor Báez.
El obispo señaló que los sacerdotes pueden ser pacíficos y buenos, sencillos y compasivos, sin necesidad de ser «miedosos e indiferentes ante el mal, pues corremos el riesgo de volvernos cómplices de los lobos, cómplices del pecado, de la injusticia y de la maldad».
Los ataques a la Iglesia no han cesado desde hace cuatro años. Actualmente el sacerdote Manuel García está en prisión condenado por los supuestos delitos de exposición de personas al peligro, amenazas y violencia física. El caso ha sido cuestionado por organismos de derechos humanos como un «montaje» y «persecución» contra los sacerdotes.
«El Señor es más fuerte que cualquier lobo prepotente e injusto que calumnie, ataque o persiga a las ovejas de su Iglesia. El Señor no abandona su rebaño, está siempre a nuestro lado, protegiéndonos y ayudándonos a llevar adelante la misión con libertad y fortaleza. Nuestra misión, dice Jesús hoy, es llevar su paz a los corazones y a la sociedad», afirmó.
El obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, también ha sufrido los embates de la dictadura al ser perseguido y asediado en sus labores como pastor y cuando realiza visitas familiares. El padre Harving Padilla también ha sido víctima del hostigamiento de la Policía por órdenes de Ortega y Murillo.
En su persecución contra la Iglesia ordenó el cierre de tres canales católicos, el Canal Católico de Nicaragua y las estaciones televisivas de las Diócesis de Matagalpa y Estelí, ambas bajo la dirección del obispo Rolando Álvarez.
«Ni las tres “de”: el desánimo, ni la debilidad, ni la duda; ni la persecución y los ataques de los lobos de hoy, debe intimidar y detener la misión de la Iglesia. No olvidemos nunca las palabras de Jesús, “No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”», concluyó monseñor Báez.