El estado físico y de salud del preso político Félix Maradiaga ha causado alarma sobre la situación de todas las personas presas políticas en Nicaragua. El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro y el político venezolano, Leopoldo López, se pronunciaron en favor de la liberación de Maradiaga.
El aspirante presidencial Félix Maradiaga ha perdido más de 60 libras de peso. Está sometido a incomunicación, mala alimentación, pocos minutos de sol y bajo torturas a toda hora del día, denunció ayer, primero de julio, su esposa Berta Valle en conferencia de prensa.
Después de más de un año en prisión, Maradiaga ha disminuido de peso, el color de su piel ha cambiado, al punto de verse amarillento; y también ha perdido cabello. Un retrato hablado del preso político lo muestra demacrado.
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«Nos preocupa el grave deterioro de salud de Félix Maradiaga, preso político de Ortega en Nicaragua. Nuestro apoyo para él y su esposa @bertavalle. Alzamos la voz por su liberación y la de todos los presos políticos de los países bajo regímenes autoritarios», escribió Leopoldo López en su cuenta de Twitter.
Almagro expresó su solidaridad con Berta Valle, esposa de Maradiaga, quien hizo la denuncia del grave estado de salud de su cónyuge a un año de su encierro en «El Chipote».
«Nuestra solidaridad con Félix Maradiaga -en huelga de hambre desde el 21 de junio- y todos los presos políticos en #Nicaragua, que son sometidos a tratos inhumanos y tortura diaria. El régimen de Daniel Ortega es responsable de la vida de Maradiaga y todos los presos políticos», tuiteó Almagro en cuenta de la red social.
Josefina Vijil, familiar de las presas políticas Ana Margarita Vijil y mamá de Tamara Dávila, aseguró que «es URGENTE que se abra el Chipote, para constatar el estado de (Félix) @maradiaga y todos/as nuestros/as familiares!». Además, demando que cese el aislamiento y tortura para los más de 190 presos políticos y que «niños y niñas puedan visitar a sus mamás y papás».
Maradiaga fue capturado el ocho de junio de 2021 a pocos metros del Ministerio Público en Managua, minutos antes había sido interrogado por los fiscales de Daniel Ortega. Tras su detención fue trasladado a «El Chipote», un reconocido centro de torturas, según indican los familiares de presos políticos.
La justicia orteguista le impuso una sentencia de 13 años de cárcel. El rehén de conciencia enfrentó siete audiencias que, de acuerdo con sus defensores, estuvieron «plagadas de irregularidades» que culminaron con un fallo de culpabilidad.