La Policía, bajo control de Daniel Ortega mantiene a 28 opositores, activistas y defensores de derechos humanos en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Nuevo Chipote» en Managua. Todos ya fueron condenados por los supuestos delitos de «menoscabo a la integridad nacional» y «ciberdelitos» contemplados bajo las leyes del orteguismo.
Sus familiares han denunciado la «mala alimentación, torturas físicas y psicológicas, y atención médica inadecuada desde la cárcel» y han advertido de un «plan de exterminio» por parte del régimen sandinista contra los opositores, a quienes solo les han autorizado siete visitas en 11 meses de encarcelamiento.
Defensores de derechos humanos incluso temen por la vida de los opositores. «Tememos porque fallezcan en las cárceles como ya sucedió con el general Víctor Hugo Tinoco», refirió recientemente la representante del Colectivo Nicaragua Nunca Más, Wendy Flores en un foro internacional.
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En el último trimestre de 2020 y en primer trimestre de 2021 se aprobaron leyes represivas como la Ley de regulación de agentes extranjeros, la Ley de conspiración y la Ley de Ciberdelitos, todas dirigidas a encarcelar a opositores. Como parte de este combo de leyes fueron apresados siete precandidatos presidenciales, activistas defensores de derechos humanos, periodistas, empresarios, diplomáticos y exguerrilleros que lucharon contra la dictadura de Somoza.
Esta mañana el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) confirmó que la dictadura cambió el régimen carcelario a arresto domiciliar al exvicecanciller nicaragüense y preso político Víctor Hugo Tinoco, quedando 28 líderes de la oposición encarcelados en el complejo policial, convertido en centro de detención permanente por parte del régimen.
Según la organización defensora de derechos humanos, el rehén de conciencia se encuentra en su vivienda junto a algunos de sus familiares. Señaló además que al igual que todos los presos políticos que están en casa por cárcel, están incomunicados. Se conoce que las causas por las que la dictadura orteguista mandó a régimen de arresto domiciliario Víctor Hugo Tinoco, se debe a su delicada situación de salud.
La dictadura también ha enviado a «casa por cárcel» al aspirante presidencial Arturo Cruz, de 68 años, el excanciller Francisco Aguirre Sacasa, de 77 años, el exvicecanciller José Bernard Pallais Arana, de 68 años, el exdiplomático de 79 años, Edgard Parrales y el exembajador de Nicaragua en Costa Rica Mauricio Díaz, de 71 años. Estas medidas de «detención domiciliaria con custodia policial» ha implicado serias restricciones contra todas sus familias y se deconocen las condiciones médicas de cada uno de los reclusos.
Están bajo el mismo régimen el directivo del diario La Prensa y miembro del anulado Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) Pedro Joaquín Chamorro, la exdiputada María Fernanda Flores, la aspirante presidencial Cristiana Chamorro, el opositor Noel Vidaurre y el comentarista político Jaime Arellano, la mayoría acusados y condenados por supuesta traición a la patria.
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En las cárceles se encuentran 21 adultos mayores presos políticos, 16 hombres y cinco mujeres. Algunos sometidos en celdas de máxima seguridad y de aislamiento, sin derecho a cambio de régimen carcelario a domiciliar, a pesar de su delicado estado de salud. Son más de 170 los encarcelados que se encuentran distribuidos en los sistemas penitenciarios de Granada, Matagalpa, Chontales, Estelí, Río San Juan, Chinandega, Jinotega y en Managua también en La Modelo.
Las condiciones de tortura en «El Chipote» para los presos políticos llegan al extremo que no pueden conversar entre ellos, «El régimen Ortega-Murillo está condicionando el lenguaje corporal de las y los presos políticos en El Chipote; a donde vayan, siempre llevan las manos esposadas, van cabizbajos, sin permiso de decir una sola palabra», criticó el Cenidh a través de su cuenta de Twitter.
El organismo señala que la dictadura de Daniel Ortega quiere «apagarlos y borrar las mentes» de los actuales presos políticos. Sus familias han denunciado que muchos presentan complicaciones médicas. Su condición de salud se agrava por las condiciones de encierro y la mala alimentación de la que son víctimas.