Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagapla y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, abogó por el amor y el perdón, e invitó a los nicaragüenses a no dejarse persuadir por las «fuerzas oscuras del odio».
Durante su homilía de este domingo, 15 de mayo, el obispo manifestó que el creyente debe practicar el amor que enseñó Jesús, y ese amor comienza por el perdón. «El perdón ciertamente no es fácil, sobretodo cuando tras una acción que te lastima, que te hiere, que te duele, viene otra y otra y otra, no es fácil. Sin embargo, es la gran propuesta de Cristo», dijo a la feligresía en la parroquia San Isidro en Condega, en ocasión a la festividad de San Isidro Labrador.
«No le armes pleito a quien quiere pelear contigo. No respondas con fuego al que con fuego te ataca. Vence el mal a fuerza de bien. Tenemos un poder invencible que Dios nos ha dado: el poder del amor y el perdón que son invencibles», aconsejó monseñor Álvarez.
Sobre Nicaragua, advirtió que «la asedian algunas tentaciones» que son el miedo, la desesperanza y el odio. Explicó que el miedo se vence con la dignidad de reconocernos «hijos de Dios porque para ser libres nos liberó Cristo»; y la desesperanza se vence con la esperanza fundamentada en Jesucristo.
En cuanto a la tentación del odio, dijo que «podríamos citar la venganza, el resentimiento, la lujuria de querer hacerle daño a otra persona, de querer responderle al otro con la misma moneda con que me ha pagado, y el odio y todas sus consecuencias se vence con el amor».
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Pero, «los nicaragüenses no podemos, no debemos, permitir que esas tentanciones ni siquiera se filtren por una hendija a nuestro corazón. Cristo nos ha dado el mandamiento del amor para vencer con el amor», señaló el obispo.
Manifestó que amar es ser paciente, servicial, no sentir envidia ni buscar el mal; tampoco se alegra por «lo injusto, solo goza en la verdad».
«Vivimos acechados por fuerzas oscuras de odio, de venganza. Por fuerzas oscuras que vienen del mal y que quisiera que nosotros pagáramos con la misma moneda. Esa es una tentación del demonio porque una persona que cede al odio, a la venganza, que se enraiza en la falta de perdón es una persona débil, persona dividida en su corazón, una persona enferma espiritualmente y eso debilita a la persona», explicó monseñor Álvarez.
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«El que no ama es un débil, ya lo decíamos, el odio es propio de los débiles porque el que es débil en la incapacidad de amar se tiene que esconder en el odio, en la prepotencia, en la soberbia, en la ambición, tiene que buscar una máscara para no manifestar su debilidad», agregó el jerarca católico.
En cambio, «el que ama no necesita máscaras, camina con la frente en alto porque es libre, porque no necesita máscaras, presenta su cara, el rostro de la alegría y el amor que siempre vence. El amor es invencible. No hay ninguna fuerza humana o del mal que sea capaz de sostenerse ante el amor, ninguna», enfatizó Álvarez, voz crítica de la represión en Nicaragua.