Para el analista político internacional, Carlos Murillo, la decisión del Gobierno de Estados Unidos de excluir a Nicaragua de la Cumbre de las Américas «es un gravísimo error de la administración (Joseph) Biden» porque al no invitar a Daniel Ortega «no hace cambiar el criterio que el país tenga sobre esos gobiernos y regímenes, más bien le permitiría transmitir un mensaje de defensa de la democracia y respeto a los derechos humanos».
Murillo explicó a Artículo 66 que existe una «contradicción» de parte de la administración norteamericana porque acaba de nominar a un nuevo embajador para Nicaragua «y eso significa mantener un nivel de diálogo y entonces va y excluye a Nicaragua de la Cumbre de las Américas». «Ahí hay una contradicción», destacó el experto costarricense.
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Según la opositora María Laura Alvarado, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab), la exclusión de Nicaragua, Venezuela y Cuba al evento manda un mensaje clave. «No solo que Estados Unidos está ejerciendo presión; sino que el resto de las democracias latinoamericanas no están dispuestas a compartir un espacio con una dictadura violadora de derechos humanos», declaró.
Murillo y Alvarado coinciden que la decisión de Washington se debe a que el régimen de Ortega y Murillo «es una dictadura que viola los derechos humanos, que no tiene ninguna base democrática de legitimidad y legalidad». «Entonces, para Washington eso justifica la exclusión», aseveró Murillo.
El opositor y exdiputado liberal, Eliseo Núñez, consideró que la no invitación a Ortega se debe a que el régimen de Managua se ha convertido en un «paria» e interpretó que su exclusión es un «condena moral». Además que el país no participará de los acuerdos económicos que se hagan en la Cumbre.
«Esta decisión es un paso más a la presión necesaria contra el régimen. El régimen sabe que el ser excluido de participar de la Cumbre de las Américas, aunque ellos quieren minorizarla, ellos saben que se pierden de ser parte de los diálogos que se desarrollarán en el evento», agregó Alvarado.
Las implicaciones
El analista explicó que la exclusión de Nicaragua y otras dictaduras del continente podría afectar a la Cumbre de las Américas y hacer que «se unan algunos países, y ya parece que lo que están haciendo (como México y Bolivia) indicando que no van a asistir a la Cumbre y que la Cumbre sea un fracaso».
«Más allá de esa parte diplomática, en realidad no hay mayores repercusiones a las que ya existen. Se mantendrán las sanciones económicas y diplomáticas por las violaciones al derecho internacional que ha hecho Nicaragua con la toma de la sede de la OEA», apuntó.
Al régimen «no le interesa lo que decida EE. UU.
Murillo manifestó que la exclusión del régimen de Managua de la Cumbre de las Américas no tendrá ninguna repercusión porque a Ortega y Murillo «no le interesa lo que decida Estados Unidos más allá de aquello que le afecta al patrimonio familiar de la corporación que es el régimen y que mantiene capturada a Nicaragua y su economía».
«En el momento en que puedan Estados Unidos y los países de la Unión Europea, realmente impedir que siga operando esa mega corporación Ortega-Murillo y sus socios empresariales, si empezaría a preocuparse; pero mientras no atente contra la operación no regular de esa corporación no va a haber mayor cambio», concluyó el experto.