Después de 43 días de encierro en condiciones de aislamiento, la madre de la prisionera política Ana Margarita Vijil, María Josefina Gurdián, conocida como Doña Pinita, narró las condiciones en las que se encuentra su hija, quien permanece desde hace casi 11 meses encerrada en El Chipote.
«Fue un día muy duro para mí porque por la mañana tuvieron que transfundirme dos paquetes de sangre», inició contando doña Pinita, quien padece cáncer y la dictadura le confiscó su pasaporte cuando intentaba viajar a Costa Rica a tratarse la enfermedad.
«Me impresionó verla cada día más delgada. Todas las personas presas políticas en en El Chipote padecen de hambre y no todo lo que logramos que nos acepten cada día logra llegar a sus manos», denunció Gurdián, a través de un escrito difundido en su perfil de Facebook.
Sin embargo, «más que su delgadez me impresiona la persona que a través del sufrimiento, la incomunicación, las condiciones carcelarias, lejos de amedrentarla o amargarla están haciendo de ella cada día una mejor persona. Nunca han logrado borrar su sonrisa sincera, la limpieza de su mirada que refleja un alma compasiva y generosa. Ella se trabaja cada día convirtiendo en positivo todo el sufrimiento», agrega la mamá de la prisionera de Ortega.
Otros presos en peores condiciones
«Más que preocuparse por ella, se preocupa por otros que están en peores condiciones», insiste Gurdián. La mayoría de familiares de presos políticos han denunciado que sus parientes encarcelados han bajado hasta 50 libras de peso y algunos están padeciendo serias afectaciones a su salud.
Los abogados del joven universitario Lésther Alemán, por ejemplo, dijeron desde el día del juicio que el líder estudiantil estaba sufriendo intensos dolores en sus piernas y su delgadez estaba llegando al extremo de que no pudo sostenerse en pie durante la audiencia.
Mientras la prisionera política y activista Violeta Granera, según han denunciado sus familiares, está totalmente desmejorada, al punto de perder sus piezas dentales.
En manos de la dictadura y en condiciones que todavía siguen en la oscuridad, murió el prisionero político y exgeneral retirado Hugo Torres.
Transformó su enojo en compasión
La madre de Ana Margarita narró que su hija le expresó durante la visita de poco menos de dos horas que «al principio se irritaba con el mal trato —de parte de los policías y torturadores—, pero se dio cuenta que eso la perjudicaba más a ella y ha logrado transformar esa irritación en compasión por las personas que ejercen eso que pareciera poder. Medita, reza, piensa en todo lo bueno que ha recibido durante su vida…», confió.
Doña Pinita expresó que su hija, la expresidenta del partido Unión Democrática Renovadora (Unamos), quien se convirtió en una de las activistas más desafiantes contra la dictadura de Ortega en las calles, «como abogada que es, dice que con todas las personas presas políticas no se ha guardado ni las más mínimas normas de derecho internacional. Ella protesta y seguirá protestando por eso».
«Ana Margarita está presa e incomunicada por amor. Salí llorando al reconocer la grandeza de su alma y de pensar que yo soy su madre», dice Gurdián en la parte medular de su descripción.