Cuatro años han pasado desde el inicio de la insurrección cívica de abril de 2018, abril fue la chispa que encendió la llama de la lucha por la democracia, la libertad y la justicia de un país que ha vivido por 16 años una dictadura liderada por el binomio Ortega-Murillo desde la Presidencia de la República.
Las protestas sociales levantaron una masa impresionante de la población que inundó de azul y blanco las calles de toda Nicaragua. Con las manifestaciones vino la represión y los asesinados. Al registrarse las primeras víctimas nació la Asociación Madres de Abril (AMA), la organización que reúne a los familiares de los 355 fallecidos en la búsqueda de justicia y no impunidad.
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Susana López es parte de la Asociación Madres de Abril, se unió a este grupo después del asesinato de su hijo Gerald Vásquez, uno de los dos jóvenes asesinados en la Iglesia Divina Misericordia en Managua la madrugada del 14 de julio de 2018. El día anterior, 13 de julio, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó evacuar con balas a los más de 200 jóvenes que se tomaron la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua).
Tras la avanzada de la Policía y paramilitares, los atrincherados se refugiaron en el templo religioso. Fueron 19 horas bajo fuego y una bala le arrebató la vida y los sueños al hijo de Susana. Desde ese momento, la madre de Vásquez no ha detenido su batalla por alcanzar la justicia por el crimen de su Gerald.
Susana recuerda que Gerald desde pequeño fue amante del folclore, era carismático y siempre estaba dispuesto a ayudar a las personas. Nunca fue egoísta, estuvo pendiente de sus hermanas menores, las necesidades de su familia y amigos. Su madre dice que durante sus años de estudiante también apoyó a sus compañeros del colegio y la universidad. «Era una persona que tenía un buen corazón», dijo a Artículo 66 desde el exilio en Costa Rica.
«Mi vida antes de 2018 era muy cotidiana donde tenía un trabajo fijo, mis hijos (estaban) estudiando, una normalidad y tranquilidad donde no se esperaba que el 2018 fuera a marcarnos totalmente. Teníamos, con mi hijo Gerald Vásquez y yo, una venta de frescos porque de tanto trabajar y no descansar, sufrí un derrame. Después de abril yo lloraba todos los asesinatos y me daba tristeza ver cómo asesinaban día a día a los jóvenes y se miraba la injusticia del Gobierno», afirmó.
La lucha se mantiene firme
Ella veía a las Madres de Abril exigir justicia por sus familiares, pero nunca pensó que sería parte de ellas. «Gerald ingresó el 7 de mayo (de 2018 en la toma de la UNAN-Managua). Lo único que pedía a Dios es que no me le pasara nada, cuando logró llegar a la casa (mientras estaba atrincherado), los paramilitares rodearon la casa y él se sintió sofocado. Me decía que se sentía más seguro en la universidad que estando fuera de ahí porque nos mantenían muy vigilados. Jamás se me pasó por la mente que nosotros íbamos a pasar esa tragedia. El dolor de una madre por la pérdida de un hijo era lo más triste que yo miraba, pero lamentablemente me tocó y me toca vivir eso, la lucha se mantiene firme en memoria por todos los asesinados», aseguró.
«Mi activismo empezó en defensa de los derechos humanos y para mantener viva la memoria de mi hijo y de todos los familiares de asesinados ha sido un compromiso, no solo por mi hijo, sino en memoria de todos los asesinados y para que todos esos crímenes que ocurrieron en Nicaragua desde 2018, no vuelvan a repetirse. A cuatro años de la resistencia de Abril seguimos en la lucha, seguimos firmes en la ruta de la justicia, verdad y no más impunidad», continuó.
Obligada al exilio
Durante tres años Susana resistió desde Nicaragua. Se unió al clamor popular de justicia, democracia y por la libertad de los presos políticos. Además, fue parte de la creación e instalación del «Museo de la Memoria» que recoge la historia de los asesinados por la dictadura. También fue parte de las integrantes de AMA que expuso la impunidad de los crímenes en los más importantes foros internacionales. «Fueron tres años muy arduos dentro de Nicaragua. Fue a través de nuestras denuncias que el GIEI (Grupo interdisciplinario de Expertos Independientes) logró ese informe donde en la actualidad se han podido ver que en Nicaragua de cometieron y se siguen cometiendo crímenes de lesa humanidad», rememoró.
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Después de todo el trabajo de denuncia nacional e internacional se vio obligada a salir de Nicaragua para resguardar su integridad física porque no se veía presa y dice tiene que trabajar para cumplir los sueños de su hijo Gerald. «Estoy aquí, en este país solo por exigir justicia, libertad y una democracia para mi país y para cumplirle un sueño que mi siempre anheló que era una Nicaragua libre y con democracia. El Gobierno lo que ha hecho es monopolizar, tener el control de todas las instituciones», adujo.
«En 2018 el Gobierno demostró su verdadera cara, no solo nos quitaron a nuestros hijos, sino que también tenés que cuidarte que no te detengan. Es injusto que después que te asesinen a tu hijo caer presa. Yo decía: “eso no lo voy a aguantar”. Nicaragua después de 2018 se volvió una cárcel para todos, pero gracias a Dios logré salir del país. A pesar de todas las dificultades aquí estoy, siempre firme por la justicia de nuestros hijos. Yo voy a ver esa Nicaragua que mi hijo quería para sus hermanas, quería una libertad, una universidad que no hubiera revanchismo y que sean vistos todos por igual», agregó la Madre de Abril.
Batallando contra «personas diabólicas»
Susana lamenta que a cuatro años de abril 2018 aún no haya justicia por todos los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en Nicaragua. Asegura que «la esperanza no la hemos perdido, sabemos que estamos batallando contra personas diabólicas que han querido un control total de Nicaragua y quieren pisotear a un pueblo que pide libertad, democracia».
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«¡Basta ya de injusticia! ¡Basta ya de tantos atropellaos a los derechos humanos! Que se hagan responsables de los crímenes porque ellos son los responsables. ¡Basta ya! No nos van a callar, estamos luchando desde adentro y afuera, un día vamos a retornar a Nicaragua, pero con garantías», añadió.
Justicia sin impunidad
Francys Valdivia, directiva de Asociación Madres de Abril (AMA), subraya que las demandas como familiares organizados en AMA no han cambiado, continúan siendo las mismas: procesos investigativos independientes, verdad, justicia y la creación de mecanismos independientes para aplicar justicia. «Nunca más permitiremos impunidad y esta es una determinación generalizada de nosotras como familiares y el pueblo de Nicaragua que nos acompaña y respalda en nuestra clamor y exigencia de verdad y justicia. Consideramos imprescindible la memoria crítica/activa/viva no solo la memoria cristalizada y narrada para reconstruir/narrar el pasado, practicamos y confiamos en la memoria crítica/viva en la que participamos todos y todas con la finalidad de diseñar procesos para situar las realidades en el momento concreto. Justicia sin impunidad», exhortó.
Valdivia explicó a Artículo 66 que, a cuatro años de la insurrección de abril y el asesinato de sus familiares fueron crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado de Nicaragua y que estos casos se encuentran archivados sin resolución alguna desde antes de la creación de la Ley de Amnistía aprobada en 2019. Posterior a esta key, los argumentos son que existe una Ley de Amnistía por lo cual el Ministerio Público no investigará ni acusará, contrario a los estándares internacionales sobre Derechos Humanos.
«La comunidad internacional está apoyando a las víctimas porque lo único que queremos es que se cree una comisión y que realmente se mire que en Nicaragua se han violado los derechos humanos, lo que le pido a la comunidad internacional es que todos estos crímenes sean juzgados y que paguen lo asesinos; desde el alto mando hasta el último, que se mire la justicia para nuestros hijos», dijo López. «No contarán con la comodidad de nuestro silencio ni renuncia en nuestra exigencia de verdad y justicia», finalizó Valdivia.