En su monólogo de este cinco de abril, la vicedictadora Rosario Murillo enfiló sus cañones para atacar virulentamente a los sacerdotes de la Iglesia católica, la oposición y los presos políticos de su régimen. En su discurso trillado contra el «imperialismo» acusó a los sacerdotes -sin mencionarlos- y a los opositores de manipular a las «familias pobres» para que ejercer «violencia» en las calles y que les sirvieran.
«Así como se condenan los crímenes de lesa humanidad, así también se demandan juicios y condenas para los que practican vicios y conductas inapropiadas incluyendo, desgraciadamente, hasta menores de edad», dijo Murillo en su llamada telefónica a medios de su familia.
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«Conductas inapropiadas también son aquellas que mueven a personas que dicen representar credos, líderes de fe y en estado alcohólico, en estado etílico; de personas que a gritos pretenden hacer su gusto, violentando las leyes. Todo eso lo vemos y lo vivimos. Y para todo eso tenemos leyes, tenemos condenas, la sociedad en general, la familia que se preocupa ante esas conductas que son lesivas al respeto de la dignidad humana», continuó.
Los obispos y sacerdotes de la Iglesia católica jugaron un papel muy importante en la crisis de abril de 2018, abrieron sus templos para refugiar a los manifestantes que eran atacados por la Policía y paramilitares, fueron mediadores en el Diálogo Nacional y propusieron a Ortega una hoja de ruta para acabar con la crisis y convocar a nuevas elecciones.
La vocera del régimen amenazó a la oposición que no se someta a sus órdenes que su dictadura tiene leyes y condenas. «Todos somos iguales, todos tenemos que cumplir las leyes, observarlas, todos sabemos de qué estamos hablando», argumentó.
«Defendemos el derecho a vivir en paz»
Murillo justificó las sentencias impuestas por sus jueces para las personas presas políticas, aseguró que «condena es general a quienes se atrevieron a alterar la paz, a romper la paz, a matar la paz y a matar seres humanos, la condena es general».
«Nadie en un país que ha sufrido tanto puede querer ese tipo de incidentes, que más bien consolidaron esa conciencia de urgencia de paz, urgencia cotidiana de paz. Estamos en abril y abril está hecho para vivir tranquilo, abril es para crecer cultural y espiritualmente tomando nota de todo lo que cuenta, de todo lo que vale realmente que no es únicamente lo que hacen algunas personas sentirse poderosos: el dinero», dijo.
«Se engañan porque se creen poderosos y autorizados a matar, a llenar las calles de violencia, a manipular personas, familias pobres y pagarles, manipulaban para servirles a ellos y a los imperialistas de la tierra. En Nicaragua nunca más. Queremos, defendemos y exigimos el derecho a vivir en paz», apuntó Murillo.